domingo, 19 de junio de 2011

REFLEXIÓN 2º CUATRIMESTRE

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Esta entrada me está resultando quizás una de las más complicadas ya que en ella pretendo plasmar las vivencias acaecidas a lo largo de todo este año en la asignatura de “Intervención educativa ante problemas de desadaptación social” así como los conocimientos adquiridos, que ya señalo que han sido múltiples. Además tengo la intención de recoger en ésta una pequeña reflexión final, mi valoración particular al respecto, mis percepciones y emociones que me han acompañado durante estos nueves meses.

¿Por dónde empezar?, curiosa cuestión que se me plantea ante la multitud de hechos que me gustaría expresar y plasmar en esta entrada. Pero haya voy, espero que una vez que empiece las palabras me salgan solas y que estas tengan la capacidad de recoger minuciosamente todo el contenido que en ellas quiero verter. Así pues en primer lugar cabe decir que han sido muy diversas la experiencias que he vivido durante este tiempo llenas de emociones todas ellas y a través de las cuales he podido apreciar en mi una evolución paulatina en todo este recorrido. Un cambio positivo que abarca desde los primeros momentos de incertidumbre, inquietud e incluso rechazo ante la nueva metodología expuesta por la profesora hasta el final de sus días siendo apreciada, considerada de gran utilidad y al alcance de una verdadera clase de nivel universitario. Y es que la verdad que ha sido una asignatura que ha requerido de una gran dedicación, esfuerzo, trabajo y constancia, aspectos que algún que otro instante me han hecho sulfurarme sobre todo por la falta de tiempo y ante el hecho de desatender otras obligaciones.

Tanto en el primer cuatrimestre como en el segundo he podido notar un hilo conductor común, una misma línea que aporta consistencia a la asignatura ya que a priori recuerdo como las primeras veces que comentamos su nombre y debatíamos entre los compañeros de que temas versaría, la confusión y el desconocimiento generalizado impregnaba el lugar. Al escuchar la denominación de la asignatura bajo el nombre de “Intervención educativa ante problemas de desadaptación social” nos sugería la exposición de pautas de intervención, programas o recursos disponibles con distintos colectivos en situación de exclusión social. Pero sin embargo nada más lejos de la realidad puesto que ignorantes de nosotros en ciencias sociales no existe una ecuación cuyo resultado sea siempre el mismo sin lugar al margen de error. De esta manera no nos pueden ofrecer un libro de recetas con los pasos a seguir a la hora de trabajar con cada colectivo porque trabajamos con personas, sujetos individuales con sus propias características personales y diferentes los unos de los otros. Por lo tanto nos enseñan a escuchar, a analizar la realidad y a saber mirar más allá, como bien nos enseño el año pasado el profesor Evaristo es importante “analizar la realidad con las gafas puestas de trabajadores y educadores sociales”.

Por ello esta asignatura nos ha servido precisamente para eso, para conocer diferentes colectivos que serán objeto de nuestra intervención, por lo que debemos comprender su situación, derribar nuestros propios prejuicios, estereotipos, desmitificar algunas ideas y comprobar nosotros mismos qué es lo que le ocurre. Hecho curioso fue por ejemplo como en las primeras clases iníciales debatiendo acerca de determinados puntos o cuestiones diversas compañeras lanzaron su propio juicio de valoración y admitieron tener una visión negativa ante ciertos colectivos, reconociendo públicamente que se negaban a trabajar con ellos. La profesora petrificada comprendió que tenía un largo y duro trabajo por delante con todos nosotros puesto que antes de decidir, que es totalmente lícito, se debe conocer minuciosamente la realidad de la que estamos tratando. Precisamente esto es lo que he hecho en esta asignatura, conocer multitud de colectivos muchos de ellos desconocidos por mi hasta el momento y ampliar mi campo de visión consolidándose mis preferencias e incorporando algunos campos que con anterioridad pasan totalmente desapercibidos. Por lo tanto me ha servido tanto a nivel profesional como personal clarificando algunas de mis ideas sobre mi desconcertante inserción laboral. Además los contenidos tratados durante el primer cuatrimestre hemos visto como nos han servido también de utilidad para comprender la realidad de diversos colectivos del segundo cuatrimestre, así como para poder reflexionar sobre su situación y saber delimitar sus circunstancias empleando un vocabulario técnico y propio del trabajo y la educación social, como pueden ser las diferencias entre marginación y exclusión.

Puedo decir de forma clara y concisa que los conocimientos adquiridos han sido múltiples, los cuales se encuentran bien afianzados gracias a su transmisión a partir de una metodología participativa y basada en el trabajo del alumnado. Y es que reconozco que en numerosas ocasiones he llegado a ser lo que diversos profesores y autores denominan como “bulímicos del conocimiento”. Alumnos que el día previo a un examen se da un atracón de la materia teórica trabajada durante todo un cuatrimestre. Conocimientos que se encuentran en la memoria a medio plazo, que han sido adaptados de manera efímera y como “las prisas nunca son buenas concejeras” rápidamente olvidamos todo lo estudiado. Sin embargo a partir de la realización del blog los conocimientos son “machacados” continuamente, por lo que de esta manera el aprendizaje queda mucho más consolidado constituyendo una buena base de conocimientos. Estos conceptos son tratados durante la sección plenaria, después deben ser leídos y comprendidos por el alumnado quien una vez lo ha asimilado debe buscar de manera autónoma más información al respecto profundizando en su contenido y elaborar finalmente el trabajo correspondiente a ese tema. Además no han sido pocas las ocasiones en que para comprender y poder avanzar en una cuestión hemos tenido que partir de otros conocimientos trabajados previamente. Por lo que si algo tengo claro es que existen numerosos conceptos y temario que no se me olvidaran por qué no lo he memorizado quizás de manera intencionada y puede que no sepa definirlo técnicamente siguiente las palabras textuales de cualquier autor, pero la idea si sé ponerla en pie, comprendo su significado, me invita a reflexionar y establecer conexiones con otros conceptos y sobre todo he asimilado su contenido por lo que ya formara parte de mi equipaje de formación.

Gracias a esta asignatura tengo una visión particular ante las diferentes situaciones que hemos estudiado, una opinión personal crítica propia que yo misma he ido construyendo a partir de mi trabajo. Por ello ha sido una asignatura compleja al invitarnos a pensar, a reflexionar, a entablar nexos de uniones y otorgar una visión más completa de los hechos. Además como bien ya he comentado con anterioridad sus aportaciones competen tanto al ámbito profesional como futuros trabajadores y educadores sociales como al ámbito personal. Valores como el trabajo en equipo, la organización, el contacto con la realidad, el trato con profesionales de nuestro ámbito, el saber hablar en público, el controlar los nervios, emitir un juicio de valor argumentado o una opinión crítica entre otros muchos asuntos han sido aplicados y puestos en práctica en esta asignatura. Así pues personalmente me ha permitido conocerme a mi misma aún mejor, conocer mis debilidades y mis fortalezas, y aunque he trabajado en grupo en multitud de ocasiones previas nunca lo había hecho con las mismas personas y durante tanto tiempo. Y es que el desarrollo del trabajo grupal nos ha llevado varios meses de trabajo lo que ha conllevado debates y disparidad de opiniones ante el desempeño del mismo y de su correspondiente exposición a prendiendo a defender y argumentar nuestra postura, escuchar y aceptar también la del resto de compañeros y elegir siempre en beneficio del grupo.

Para concluir y a modo de reflexión final debo afirmar que se trata de una valoración muy positiva y gratificante la sensación de haber cursado una asignatura que ha resultado ser tan interesante y provechosa como ésta. Una asignatura que a pesar de los recelos iníciales nos ha supuesto una gran aportación, una asignatura, una profesora y una metodología de los que marcan un antes y un después en la vida de una persona. Porque nos ha modificado una de las cosas más importantes, que es nuestra manera de pensar. Ahora reflexionamos los hechos, somos más cautos y prudentes procurando conocer todas las variables existentes y cuestionarlo todo antes de emitir cualquier valoración al respecto. Si en mis primeras entradas comparaba mis sensaciones con el Guernica de Picasso debido al caos, el desorden y la incertidumbre que todo lo que se me venía encima me producía hoy puedo decir que si tuviera que elegir otra pintura para reflejar mis emociones elegiría El Nacimiento de Venus de Boticelli. Con ella pretendo reflejar un antes y un después de este año, después de trabajar los contenidos de esta asignatura gracias a los cuales hoy me encuentro mucho más preparada, con una visión mucho más formada, más crítica, más compacta y sobre todo personal. Además en el cuadro se muestra el momento como la diosa Venus, recién nacida, llega a la isla de Citera, empujada por los dioses del viento donde la espera la diosa de la primavera para arroparla con un manto con adornos florales. Pues bien, yo pienso que se ha producido un nacimiento en mi forma de pensar y plantearme los hechos, que he dejado atrás quizás una visión más simplista, subjetiva, plagada estereotipos y contaminada de prejuicios por una opinión mucho más constructiva, elaborada y compleja fruto de la indagación, investigación, la lectura de documentos, la conexión de hechos y mi propia reflexión y cavilación de todo lo estudiado. En este bagaje la ayuda en mi caso de las secciones de clase, del temario ofrecido en el primer cuatrimestre, el guion del proyecto y las tutorías con la profesora así como la colaboración de mis compañeros me han servido para llegar a buen puerto donde tendré un buen acogimiento ya que personalmente estoy satisfecha con mi labor y me siento muy orgullosa de haber llegado hasta aquí.

Sin más me despido de mis lectores, agradezco desde este espacio la ayuda y el apoyo que a lo largo de este duro año he recibido por parte de todos, a mis compañeros por acompañarme en este camino y al profesorado por guiarnos por él. Al resto de personas que he conocido y con las que he tenido el gusto de mantener contacto como los profesionales y el personal de la Asociación ASEDOWN, una vez más por prestarme su colaboración en mi aprendizaje y ofrecerme un trato tan humano como el que por parte de ellos yo he recibido. Así que no tengo nada más que palabras de agradecimiento para todos, y a mis lectores por supuesto que sé que son varias gracias por considerar interesante mis aportaciones. Ya solo decir que espero continuar con este pequeño espacio que me sirve de ventanita al mundo, un rincón donde poder expresarme por lo que estoy segura que esto será un hasta luego, un punto en este documento donde hemos relatado una larga historia, pero pronto iniciaremos otra que deseo también compartir con vosotros. Llena de agradecimientos, con nuevos conocimientos, con una visión más crítica, una personalidad más madura y formada nos pondremos en marcha en este camino que iniciamos hace ya tres años hacia convertirnos en Trabajadores y Educadores Sociales.

“Gracias a todas las personas que me han apoyo y han creído en mí desde el primer momento”.

 Con el lema que espero que no olvideís "desaprender lo aprendido" y con un cordial saludo se despide, Ana Belén Vico.

IV Seminario Alcoholismo: ANCLAJE.

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El quinto y último seminario de esta asignatura de intervención esta vez giró sobre “Los problemas del alcoholismo”, concretamente vino de la mano y a través de la práctica de la Asociación ANCLAJE. Así pues, durante esta sección pudimos disfrutar de esta nueva temática que aunque conocida bien por todos, nunca se había tratado en profundidad ni se le había dedicado tanto espacio de tiempo. Por lo que me alegro de tener la oportunidad de indagar más sobre los problemas acarreados por el alcoholismo y las medidas llevadas a cabo para su intervención, puesto que se trata de una temática popular, muy cerca de todos nosotros y que a su vez conlleva graves factores de riesgo los cuales en numerosas ocasiones son subestimados.

Así pues debemos comenzar comentando la aceptación social de la que goza y disfruta esta sustancia como es el alcohol en nuestro país, de gran tradición vinícola considerado pues parte de la cultura española y estando presente incluso en la vida diaria de muchas personas así como en cualquier celebración. Y es que el alcohol y el tabaco a pesar de ser dos tipos de drogas no solo se encuentran legalizadas sino que su consumo está bien visto en nuestra sociedad, siendo las dos sustancias más consumidas en nuestro país y fomentadas por las propias familias. Desde los años 90, se produjo un cambio en el perfil de los consumidores extendiéndose a los espacios de ocio de manera generalizada, disminuyendo la edad de inicio y siendo considerado para muchos jóvenes y adolescentes como un rito de entrada en la vida adulta y de integración en el grupo. De esta manera el alcoholismo no afecta solo a grupos marginales, vulnerables o excluidos sino que es una cuestión que rodea a todas las clases sociales, a personas que se encuentran completamente integrados a nivel social, familiar y laboral, y a todas las edades tanto jóvenes como adultos. El alcohol disfruta de buena acogida, aunque los problemas derivados de su consumo abusivo son múltiples y variados, por lo que en función de la edad se producirá unos u otros como fracaso escolar, violencia, accidentes de tráfico, debilitamiento relaciones personales, perdida del trabajo, daños en la salud, etc.

Es importante saber bien de lo que estamos hablando en todo momento pues mi intención nos es crear una alarma social o hacer ninguna prohibición, es un hecho mucho más complejo del que debemos estar concienciados, conocer todas sus facetas y sus posibles consecuencias y una vez estemos bien informados decidir libremente bajo nuestra responsabilidad, puesto que es precisamente esto último lo que se pretende desde la mayoría de las campañas emitidas desde las administraciones públicas promover un consumo responsable de alcohol. Para ello debemos diferenciar antes que nada los conceptos de uso, abuso y dependencia, términos definidos en mi entrada sobre adicciones pero que volveré a reflejar y plasmar en esta ocasión ya que fue un asunto en el que insistió mucho la exponente, trabajadora social de la Asociación ANCLAJE:

USO: consumo en el que, por el tipo de sustancia consumida, por la cantidad, o por las circunstancias en las que se produce el consumo, no son probables consecuencias negativas inmediatas sobre la persona y/o entorno. Se produce de manera esporádica, de manera casual, por curiosidad o búsqueda de sensaciones y sin aparentes consecuencias en su vida laboral, escolar o sentimental.

ABUSO: entendemos por abuso, un uso inadecuado, susceptible de comprometer física, psíquica y/o socialmente la evolución de la persona o de su entorno. Existen daños peligrosos para la salud y consecuencias sociales, su práctica supone un riesgo añadido dado el incumplimiento de normativas y obligaciones, produciéndose una pérdida de control que incapacitan su abstinencia.

ADICCIÓN: aquellos casos en los que tras un período de contacto o consumo variable, se prioriza la relación con la sustancia o actividad frente a otras conductas consideradas más importantes con anterioridad. Se convierte en un eje central en la vida del sujeto, que ocupa la mayor parte de su atención y de su tiempo de manera obsesiva y compulsivamente. Presenta una imposibilidad absoluta de abstinencia, con dependencia física y psicológica. Llegados a este punto se convierte en un enfermedad primaria que alcanza a afectar todas las áreas de la vida.

Así pues, la Organización Mundial de la Salud (OMS) denomina en la actualidad al alcoholismo como “síndrome de dependencia del alcohol”, siendo además incluido en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10). Concretamente según criterios de la OMS el alcoholismo forma parte de la categoría denominada “Trastornos mentales y del comportamiento debidos al consumo de sustancias psicotropas”, y hace alusión al alcoholismo así:

“La dependencia es un conjunto de fenómenos conductuales, cognitivos y fisiológicos que pueden aparecer después del consumo repetido de alcohol. Estos fenómenos típicamente incluyen deseo intenso de consumir alcohol, dificultad para controlar el consumo, persistencia del consumo a pesar de las consecuencias perjudiciales, mayor prioridad al consumo frente a otras actividades y obligaciones, aumento de la tolerancia al alcohol y abstinencia física cuando el consumo se interrumpe” (Thomas F. Babor. 1993. Cuestionario de Identificación de los Trastornos debidos al Consumo de Alcohol).
La Clasificación Internacional de Enfermedades establece los siguientes criterios para identificar los síntomas de dependencia del alcohol, los cuales deben darse o producirse tres o más de ellos estando presente al menos durante un mes:

• Deseo intenso o vivencia de una compulsión a consumir alcohol.

• Disminución de la capacidad para controlar el consumo de alcohol, unas veces para controlar el inicio del consumo y otras para poder terminarlo o para controlar la cantidad consumida.

• Síntomas somáticos de un síndrome de abstinencia cuando el consumo de alcohol se reduzca o cese, cuando se confirme por: el síndrome de abstinencia característico del alcohol o el consumo de la misma sustancia (o una muy próxima) con la intención de aliviar o evitar los síntomas de abstinencia.

• Tolerancia, de tal manera que se requiere un aumento progresivo de la dosis de alcohol para conseguir los mismos efectos que originalmente producían dosis más bajas.

• Abandono progresivo de otras fuentes de placer o diversiones, a causa del consumo de alcohol, aumento del tiempo necesario para obtener o ingerir el alcohol o para recuperarse de sus efectos.

• Persistencia en el consumo de alcohol a pesar de sus evidentes consecuencias perjudiciales.
Por lo tanto, cuando hablamos de personas con problemas de alcoholismo nos estamos refiriendo a aquellos sujetos que tienen una dependencia real al consumo de alcohol. Una alteración en la definición de salud propuesta por la OMS por lo que sufre alteraciones en su bienestar físico, psíquico y social. Me gustaría resaltar personalmente varias frases trasmitidas por la ponente que me causaron un gran impacto, estando llenas de contenido y de un gran mensaje del que no debe privarse a la sociedad en general. Por lo que veo oportuno que sus palabras traspasen las cuatros paredes del aula donde tuvieron lugar y voy a otorgarle un espacio en mi blog. Estas fueron las siguientes:

  • El alcoholismo, no es un vicio, sino una enfermedad”.
  • “Entendemos el alcoholismo como una enfermedad crónica”.
  • “El alcohol es la droga más antigua de nuestra cultura”.

Estas frases hicieron mella en mí y su significado como se suele decir popularmente “me calo”. Y es que de manera extendida la mayoría de la población considera los problemas del alcohol un vicio, no son conscientes del alcance de esta sustancia y de los efectos tan dañinos y perjudiciales para la salud que pueden contener. Así pues, llega un momento que las personas que sufren dependencia al alcohol no son autónomas de sus actos, sino que se convierte en un deseo imparable, en una necesidad y por tanto en una dolencia, siendo desarrollada la idea de alcoholismo como una enfermedad en 1960 por Jellinek en su libro “The Disease Concept of Alcoholism”. Se considera el alcoholismo una enfermedad porque durante su fase activa provoca deterioro en todas las áreas del individuo, no existe una curación total sino una recuperación la cual en ocasiones resulta imposible debido al nivel tan avanzado y el grado de gravedad en el que se encuentra el sujeto. De hecho las personas que consiguen recuperarse y salir de ese agujero negro el resto de sus vidas van a llevar ese equipaje, pues tendrán que mantenerse en absoluta abstinencia para evitar la recaída, la cual es una fase lógica dentro del proceso de rehabilitación. Serán ex alcohólicos que siempre deberán mantenerse firme en la elección de reinserción que han elegido. Por ello se decide que es una enfermedad crónica que los acompañara a lo largo de toda vida, y aunque no mantengamos esa visión ante su consumo dada su tradición histórica en nuestra cultura se trata de una droga legalizada, bajo ciertos intereses al igual que el tabaco, pero no deja de ser una droga. Una sustancia tóxica cuya ingesta provoca una alteración en el organismo, alterando los circuitos cerebrales que intervienen en el autocontrol y creando adicción.

Sin embargo en la actualidad parece ser que existe una mayor concienciación al respecto por parte del gobierno y las administraciones públicas, así como el mayor número de asociaciones que están participando con el estado en la sensibilización ciudadana. Así pues se están tomando medidas para la prevención del uso abusivo del alcohol, para aumentar la edad de inicio y concienciar a la sociedad de los riesgos que conlleva. Prueba de ello son las diferentes campañas puestas en marcha como el lema “Si bebes no conduzcas” puesta en marcha por la Dirección de General de Tráfico (DGT) para intentar evitar el binomio alcohol-conducción. O la campaña que presento junto con la Asociación de Cerveceros Españoles “la carretera te pide sin”. Además han aumentado los controles de alcoholemia en las carretas, las sanciones de tráfico o la retirada del carnet por un alto nivel de alcoholemia. El desarrollo de campañas de prevención contra el consumo de alcohol en la enseñanza primaria o la utilización de los medios de comunicación para emitir dichas imágenes y difundir su mensaje. Además se ha prohibido la venta de alcohol a menores de 18 años, se exige licencia a los establecimientos, no se puede beber alcohol en la vía pública y por tanto el gobierno realizo “Ley anti botellón”. Además siguiendo esta misma línea ha subido los impuesto del tabaco encareciendo su precio y haciendo menos asequible, además de aprobar la famosa y polémica “Ley anti tabaco”.

Según el estudio realizado por la universidad Carlos III “las bebidas de alta graduación suelen ser las protagonistas en las noches de muchos jóvenes que salen a divertirse durante los fines de semana. Un 43% de los jóvenes sólo ingiere ese tipo de bebidas en fines de semana, un 12% se inclina por bebidas de graduación media como vino o calimocho y apenas un 8% se apunta a la bebida con menos graduación como es la cerveza”.

Es verdad que existe un alto consumo de alcohol por parte de toda la población en general pero gracias la eficiencia de algunas de las medidas aplicadas se está consiguiendo reducir las tasas de alcoholismo. Así pues con lo que respecta a las prácticas de alcohol y tabaco las últimas encuestas disponibles muestran tendencias generales a la reducción del consumo. El porcentaje de estudiantes de catorce a dieciocho años que fuma diariamente ha pasado del 21,5% en 2004 al 14,8% en 2006, aunque todavía sigue siendo un índice de proporción elevado. También ha descendido el consumo de bebidas alcohólicas entre los jóvenes y entre la población adulta, aunque ha se mantiene la frecuencia de episodios de consumos intensivos, las conocidas como borracheras. Debemos destacar que el consumo abusivo del alcohol por lo general se produce fundamentalmente en relación con las bebidas alcohólicas destiladas, las cuales poseen una gran concentración de alcohol y que además con mezcladas con refrescos (bebidas carbónicas) que refuerzan su efecto intoxicador. Los efectos de su uso abusivo son morbilidad, mortalidad y otros costes sociales y sanitarios.

No obstante considero que todos los agentes sociales que intervienen en materia de prevención del abuso en el consumo de alcohol hacen demasiado hincapié en la conducta de los jóvenes, puede quizás que resulte la práctica más visual a simple vista al producirse en la mayoría de ocasiones de manera congregada en las conocidas botellonas celebradas en la calle. Pero creo que se trata de un problema de salud que afecta a toda la población y como resultado de este hecho deberían hacerlo manifiesto a todos los ciudadanos y no responsabilizar exclusivamente y de manera genérica a toda la juventud. Este inciso hace que la población joven se rebele ante la falta de respuestas ante esta misma conducta en los adultos, existiendo además buena parte de ellos que no se sienten identificados con estos porcentajes. Deberían por lo tanto no otorgar tanto peso y de manera tan específica al abuso del alcohol en los jóvenes a través de las noticias en televisión, los informes o estadísticas, y hacerse mejor eco de aquellas buenas prácticas desarrolladas por este mismo grupo de edad que son muchas y dar a conocer la cantidad de posibilidades y recursos que tienen a su alcance. Así pues, existen numerosas asociaciones juveniles y según datos estadísticos del informe del INJUVE (Instituto de la Juventud), 2007, un 52% de jóvenes españoles participan actualmente o han participado en algún tipo de asociacionismo. Además a nivel autonómico contamos con el IAJ (Instituto Andaluza de la Juventud) así como con INTURJOVEN dos organismos que se ocupan de proporcionar medidas saludables, de ocio alternativo y orientación profesional.

Esta es la línea que pienso que se debería de seguir para reducir los riesgos y peligros del alcoholismo haciendo especial hincapié en la importancia de la prevención y de proporcionar medidas atractivas e interesantes que supongan una alternativa saludable de la que puedan gozar el mayor porcentaje posible de la población. Por lo que prevenir a las nuevas generaciones, realizar campañas de prevención, informar a toda la población, ofrecer alternativas posibles y saludables, trabajar por la reinserción que tienen la enfermedad del alcoholismo y trabajar con su entorno familiar serán algunas de las actividades que se deben llevar a cabo dentro de este ámbito. Ahora bien, entre los profesionales que deben participar en el desarrollo de las distintas intervenciones se debe encontrar el educador social quien deberá ejercer las siguientes funciones o tareas bajo mi parecer, ya que durante la sección del seminario se apuntaron aquellas que son propias del trabajador social, pero una vez más la figura del educador parece no estar muy consolidada:

- Diseñar programas de prevención comunitaria.

- Desarrollar campañas escolares de sensibilización y concienciación.

- Equipo de trabajo interdisciplinar (Psicólogo, Trabajador Social y Educador Social) en el tratamiento terapéutico de personas con problemas de alcohol.

- Coordinación con el resto de profesionales.

- Mediar entre el centro, la familia y el usuario.

- Reeducar los patrones de conducta y comportamiento (desaprender lo aprendido).

- Mostrar hábitos saludables y otras alternativas.

- Trabajar con las familias o entorno más cercano si fuera necesario.

Existen multitud de programas como “Programa Red de Artesanos” para personas con alguna adicción en proceso de reinserción social aprendan un oficio en talleres trabajadores manuales y en pequeñas y medianas empresas, o el “Programa Arquímedes” para fomentar la contratación de personas que ha tenido alguna adicción. Además existen multitud de recursos de apoyo destinados a la ayuda de este colectivo como puede ser:

  • Centro de Tratamiento Ambulatorio: programas no residenciales, es decir, que las actividades de evaluación, desintoxicación, o deshabituación se realizan en centros a los que acude el usuario desde su lugar habitual de residencia.

  • Centros de Día: Persigue la adaptación normalizada mediante un tratamiento de atención intensiva, continuada y sin separación del usuario del medio familiar a través de acciones terapéuticas, formativas, culturales, deportivas, psico-socio-educativas, de inserción laboral, de ocio y de tiempo libre. El objetivo es fomentar el aprendizaje en habilidades sociales, de la capacidad relacional y laboral, es decir, de facilitar la integración social mediante actividades relacionadas con las siguientes áreas: terapéutica, formativa y lúdica.

  • Comunidades Terapéuticas: Se trata de un recurso asistencial de gran exigencia, de carácter residencial que incluye una amplia intervención sanitaria y social. Están destinadas a proporcionar un tratamiento de deshabituación en régimen residencial con el fin de favorecer su reinserción mediante actividades de asistencia médica, psicológica y social, formativas y de ocio y tiempo libre, así como la coordinación con servicios sociales y el seguimiento de los resultados obtenidos.

  • Centros de Encuentro y Acogida: Se trata de un recurso diseñado para afectados por una elevada degradación personal, familiar y social, es decir, de un gran nivel de marginalidad o que no se adaptan al estado de abstinencia. Su función es atender las necesidades básicas como alimentación, higiene, descanso y acercamiento humano. El objetivo es lograr una mejor calidad de vida de los usuarios y reducir el riesgo asociado al consumo, y para ello, además de proporcionar la satisfacción de las necesidades básicas, se desarrollan actividades como atención individualizada, valoración de la problemática, información sobre los recursos existentes, intervención psicosocial y jurídica, acciones de reducción de daños, derivación a otros recursos sociosanitarios, etc.

  • Viviendas de Apoyo al Tratamiento y Reinserción: El objetivo es que personas que han desarrollado previamente un tratamiento de desintoxicación y deshabituación, desarrollen estrategias aprendidas para poder autogestionarse en el plano personal, social y laboral

  • Unidades Hospitalarias: Se trata de un recurso asistencial ubicado en los centros hospitalarios y atendido por equipos multidisciplinares. Su objetivo es la desintoxicación física. Se trata de un recurso de carácter residencial, ya que el usuario debe permanecer durante un corto período de tiempo en un hospital. Se trata de un recurso destinado a personas con un perfil muy específico.

Por lo tanto hay un claro compromiso de la sociedad con este colectivo y prueba de ello es además el marco legislativo que lo ampara. Concretamente desde nuestra Comunidad Autónoma la Ley 4/97, de 9 de julio, de Prevención y Asistencia en materia de Drogas, aprobada por unanimidad de los grupos del Parlamento de Andalucía, constituye el marco normativo que regula todas las medidas dirigidas a la prevención, atención, incorporación social, coordinación y participación en materia de drogodependencias en Andalucía. De forma explícita se incluyen en esta norma el tabaco y las bebidas alcohólicas como drogas institucionalizadas. Además, la Ley 4/97 plantea algunos elementos novedosos como la prevención comunitaria, la respuesta a los problemas derivados del juego patológico, la reserva del puesto de trabajo a los drogodependientes en tratamiento y la creación del Consejo Asesor en Drogodependencias. También se establecen nuevas limitaciones a la publicidad, venta y suministro de tabaco y bebidas alcohólicas, entre las que destaca la protección a los menores, pues se ha aumentado hasta a los 18 años la edad mínima para la venta y suministro de tabaco y alcohol en Andalucía, medida comentada anteriormente a lo largo de la entrada como estrategia de prevención.

Como conclusión final personalmente considero que se trata de un tema muy complejo que copa gran peso en la sociedad por lo que resulta mucho más necesaria y urgente su intervención. Hablar de alcohol debe de ser una cuestión prioritaria ya que es una droga legalizada, al alcance de cualquiera, que es socialmente aceptada y es su consumo está bien visto por lo que conlleva multitud de factores de riesgo si no se toman medidas al respecto que permitan un uso responsable de esta bebida. Por ello creo que en este espacio como futuros trabajadores y educadores sociales tenemos un campo de inserción laboral con mucho trabajo por hacer, puesto que se debe trabajar fundamentalmente desde la prevención y concienciación ciudadana especialmente con los menores. De esta manera conseguiremos así una ciudadanía o población más formada, responsable y consecuente de sus actos, una nueva generación más saludable que opta por otras alternativas y vías de ocio o diversión, ocupando su tiempo libre en el desarrollo de actividades fructíferas. Evitaremos males mayores, reduciremos riesgos y ganaremos todos en bienestar y calidad de vida, de ahí la suma importancia del desarrollo de este tipo de medidas. Ya se están produciendo los primeros pasos pero aún queda un largo camino por delante.



“La gente huye del cólera, y sin embargo no se aparta del alcohol, que es una plaga que produce muchísimo más daño”

                                                                                                                                           Balzac.

domingo, 12 de junio de 2011

PERSONAS SIN HOGAR

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El pasado 1 de junio tuvo lugar la última de las exposiciones, “Personas Sin Hogar” fue la temática escogida por las compañeras y seleccionada creo que intencionadamente para poner el broche de oro a dicha asignatura ya que con ella se poner cierre a todo un cuatrimestre de numerosas exposiciones con multitud de colectivos con los que intervenir. Quizás las personas sin hogar supone el punto culmen o la cúspide de todas estas situaciones, el desenlace final de muchas de las historias que hemos conocido y estudiado hasta el momento como consecuencia de una combinación explosiva de diversos factores de riesgo. Por ello parece ser que con este colectivo que hoy presentamos hemos alcanzado el grado más superlativo de exclusión. Intentemos pues en las siguientes líneas descifrar y comprender su estado analizando sus circunstancias y encontrando el papel que como futuros educadores sociales podremos desarrollar para intentar mejorar la calidad de vida de estas personas.

En primer lugar ¿quiénes son las personas sin lugar?. Pues bien, cuando hacemos referencia al término de personas sin hogar estamos haciendo alusión a un colectivo de una gran diversidad que resulta complejo poder definir con unanimidad y consenso a dicho grupo. Existen multitud de debates sobre dicha cuestión ya que diferentes percepciones defienden distintas posturas y pequeños matices, lo que da lugar a la propuesta de distintas definiciones basadas en condiciones de vida, en la movilidad, la falta de domicilio fijo o la presencia de problemas sociales. No obstante, en el contexto europeo dada la paridad encontrada entre los países miembros se ha procedido a incluir en el informe de Encuestas de Centros del Instituto Nacional de Estadísticas (2004) un apartado específico al respecto, por lo que el grupo de expertos encargado estableció la siguiente definición de las personas sin hogar:

“Una persona sin hogar es alguien que no tiene acceso a un alojamiento que puede razonablemente ser habitado, tanto si el alojamiento es legalmente de su propiedad como si es alquilado, proporcionado por instituciones, por empleadores u ocupado de forma gratuita bajo un acuerdo contractual o de otro tipo”.

Por lo tanto bajo estas premisas una persona sin hogar para ser considerada como tal debería vivir en la calle, en edificios inhabitables, en residencias de emergencia, en residencias de larga estancia, en pensiones o en otros alojamientos de corta estancia como la ocupación de viviendas. Sin embargo existen otras posturas que incorporan pequeñas puntualización como la que hace referencia a las personas sin hogar como:

“Una persona sin hogar es aquella que no puede acceder o mantener un alojamiento adecuado, adaptado a su situación personal, permanente y que proporcione un marco estable de convivencia, ya sea por razones económicas, sociales o personales que le impidan llevar una vida autónoma”. (Instituto Nacional de Estadística).

“Personas o familias que están socialmente excluidas de ocupar permanentemente un domicilio adecuado y personal. No tienen vivienda propia y están condenadas a vivir en la calle” (Consejo de Europa de 1992).

“Toda aquellas personas en que en un momento determinado se encuentran alojados en centros de acogida o de reinserción social, así como a quienes se encuentran durmiendo en un espacio como parques, portales, etc o en cualquier otro lugar no diseñado para servir como lugar de residencia para las personas” (Firdion y Marpsat, 1994. Cabrera, 1998).

Sin embargo para complicar aún la delimitación de dicha situación las compañeras diferenciaron distintos conceptos que se enmarcan dentro de esta misma dinámica:

- Vagabundo: persona que anda de un lugar para otro sin hogar fijo.

- Indigente: individuo que carece de cualquier tipo de recurso.

- Mendigo: sujeto que carece de medios económicos y pide limosna al resto de la ciudadanía.

- “Sin techo”: personas que no tienen viviendas y están de “okupas” o hacinados en cualquier lugar y en condiciones de precariedad e insalubridad.

Por tanto de manera genérica y sin establecer claras delimitaciones siguiendo al Defensor del Pueblo Andaluz se trata de un colectivo que “deambula de un sitio a otro, de lugar en lugar, de institución en institución, sin más recurso que los que lleva encima, buscando algo (ayuda, trabajo, alimentos…) que le permita sobrevivir a corto plazo aunque sea en un nivel vital mínimo”. Dada sus condiciones y estilo de vida inciden o recaen sobre ellos multitud de estereotipos y prejuicios que generan una visión degenerativa de este colectivo al considerarse que todas las personas sin hogar son alcohólicos, con problemas de drogodependencias, con un bajo nivel de formación, escasa cualificación profesional, son sucios y vagos que reciben multitud de ayudas siendo ese su modo de vida y afectado la gran mayoría a hombres mayores. Sin embargo se tratan todas ellas de ideas preconcebidas que no se acercan a la realidad y aun más cuando en los últimos tiempos la grave situación por la que atraviesa el país aumentado los porcentajes de personas que se encuentran en estas circunstancias variando de manera brutal los perfiles encontrados. Por ello debemos señalar que según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) parece que del número de personas sin hogar un 58,2% son inmigrantes, 43,1% tienen problemas con el alcohol y un 40,8% con las drogas, mientras que 33,4% hace alusión a expresidiarios. Éstos han sido los perfiles de usuarios más frecuentes en los centros pero en los últimos años se ha producido un aumento y con ello una mayor disparidad de perfiles con personas con enfermedad mental, adicciones, mayores sin recursos o jóvenes con problemas de integración, a lo que debemos añadir también las personas que por desempleo se han visto empujadas a ocupar las calles ya que han ido viendo caer al igual que una escalera de domino los diferentes pilares que sustentaban su vida.

Por lo tanto es muy difícil describir un perfil del tipo de personas que ocupan las calles de una ciudad en busca de cobijo, aunque el coordinador del Área de Inclusión Social de Caritas Sevilla afirma que “cada vez hay más gente en la calle y sobre todo inmigrantes, produciéndose una disminución de la media de edad de estas personas así como se observa una creciente feminización”. Sin embargo los datos ofrecidos por el informe de 2006 del Defensor del Pueblo Andaluz “Vivir en la calle” revela que en su mayoría estas personas suelen ser varones de edades comprendidas entre los 36 y los 55 años, solteros y españoles. Por lo que esta contradicción en los datos y estadísticas que he encontrado me sirve para poner de relieve distintas cuestiones como que el perfil es de una gran heterogeneidad, está sufriendo numerosos cambios y la falta de estudios así como la coordinación de éstos es inminente. No obstante a partir de diferentes informes como los elaborados por la Fundación RAIS de Madrid y el Instituto Nacional de Estadísticas, el Defensor del Pueblo ha establecido que las personas sin hogar suelen tener presente las siguientes características:

  • Desarraigo.
  • Carencias esenciales, sin recursos, sin trabajo, sin hogar.
  • Marginados socialmente, se encuentran excluidos y estigmatizados.
  • Aislados, presentan graves aspectos de soledad al carecer de redes interpersonales, lazos afectivos, familia o amigos. Al no cubrir sus necesidades emocionales y afectivas, los convierte en personas individualistas, desconfiadas, etc.
  • Ruptura personal, se sienten humillados, vejados, en un laberinto sin salida en el que han fracasado al no tener triunfos o gratificaciones, lo que le conlleva a tener baja autoestima, desequilibrios personales, apatía, desmotivación, pasividad y victimismo lo que se refleja y traduce en su imagen exterior.
  • Subculturización como modo de vida, por la que adquieren ciertos valores y hábitos de supervivencia acabando acostumbrándose a esa tónica, y una vez acomodados a esa situación les faltan ganar para integrarse de nuevo socialmente.
  • Dependencia de instituciones, tras largos periodos de estancia en la calle y haciendo uso de estos servicios o recursos. Por lo que se sienten incapaz de afrontar de manera autónoma sus problemas, recurriendo a las instituciones para sobrevivir.
  • Precaria situación sanitaria, con escaso control de sus enfermedades.
  • Ausencia de reconocimiento legal, por lo que tienen escasa presencia en los sistemas de atención, hacen poco uso de derechos y parecen inexistente ante los cargos políticos al no suponer una amenaza inminente.


Por lo general son personas que sufren varios de los aspectos o cuestiones descritos anteriormente, por lo que viven problemáticas muy diversas cuya combinación y la ausencia de factores de protección que contrarreste dicho efecto desemboca en su precaria situación. Estos acontecimientos producen además graves índices de marginación situándolos al margen de la sociedad, y es que como bien comentaron las compañeras estas personas carecen de participación social por lo que no son tenidos en cuenta ni en las campañas electorales que en lugar de procurar mejorar la situación y el bienestar de las personas sin hogar se están adoptando medidas reprimidas desde las que se criminaliza la pobreza, aunque más adelante incidiremos de manera precisa sobre estos hechos. Esta exclusión cada vez se encuentra más afianzada a este colectivo hasta el punto de ser incorporada como característica de estas personas.

Así pues son múltiples y muy variadas las causas que pueden llevar a una persona a vivir este proceso de exclusión social y formar parte del colectivo de los sin techo, pudiendo ser razones de carácter económico, físico, psicológico, laboral, racial, sexual o sanitario entre otras, que unidas a un contexto determinado, en un momento puntual complejo y a la reacción de la persona conducen a la transición de la persona de una situación de integración a otra de máxima marginación. Citando al Observatorio Europeo para los Sin Techo, en su segundo informe, elaborado en 1993 afirmaba que “cuando las personas experimentan dificultades sociales, económicas o algún tipo de dificultad personal, la salida depende de los recursos a los que tengan acceso en ese momento. El riesgo de convertirse en una persona “Sin techo” se ve incrementado por la falta de acceso a los recursos ya sean económicos, ayuda de amigos y familiares o a los servicios públicos o voluntarios. Por otra parte, la oferta de viviendas es un factor crucial.”

Son por lo tanto cuatro los factores que dicho documento señala como promotores o impulsores del dicho fenómeno que conducen a las personas sin hogar siendo éstos los materiales como la carencia de vivienda y la escasez de recursos, los afectivos debido a las dificultades familiares, la falta de redes sociales y la soledad como consecuencia, los factores personales relativos a la salud física y mental, así como a los institucionales que se refieren al encarcelamiento, refugiados, etc. Cualquiera de estos factores puede convertirse en la causa de dicha situación produciéndose de manera inesperada, un hecho traumático, tras una separación conyugal, la pérdida del empleo, un enfrentamiento familiar, algún conflicto, etc. Ahora bien en múltiples ocasiones todos hemos sufrido algún que otro acontecimiento que se ha sido citado o recogido en las líneas superiores, la cuestión se produce por su explosiva combinación y la reacción personal de cada sujeto. Por lo que J.Mª Nerin Baselga asegura que “la decisión la tomará el individuo pero la ambientación correrá a cargo de la sociedad, aunque luego no quiera cargar con su propia culpa y responsabilidad”.

Caritas Andalucía atiende tan solo en nuestra comunidad a unas 5.476 personas sin hogar según datos de 2009, y solo cuenta con unas 1.223 plazas de alojamiento, por lo que entre tres mil y cinco mil personas en Andalucía cada noche debe buscar un refugio improvisado donde dormir. Según el Instituto Nacional de Estadística existen 38 centros de alojamiento para las personas “sin techo” en las ciudades entre 100.000 y 500.000 habitantes. La mayoría son gestionados por entidades con fines no lucrativos y a cuya financiación participa o colabora la administración pública. La gran mayoría de estos centros presentan multitud de carencias no estando adaptados a todos los perfiles y con falta de personal profesional cualificado siendo sustituidos por la presencia de voluntarios. Estos centros responden a las siguientes tipologías:

- Albergues municipales

- Centros de acogida urgente

- Centros de orientación e información (COIS)

- Centros de baja exigencia

- Unidad móvil

- Comedores

- Pisos tutelados

En estos centros se puede permanecer por abrumador que pueda parecer una media de tres días, con horarios fijos y normativas estrictas, aspecto que contribuye al carácter itinerante de este colectivo. Así pues Juan Carlos García, coordinador del Área de Inclusión Social de Caritas de Sevilla cree que “pese a los esfuerzos de muchas instituciones existe una clara deficiencia de plazas. Es muy necesaria la creación de centros específicos para situaciones de emergencia, ya que en ocasiones los albergues municipales se utilizan como refugio de mujeres víctimas de malos tratos o de familias en peligro y estos centros no deberían dedicarse a eso”. Lo que parece suscitar bastante conformidad entre diferentes personalidades es que el principal problema en el abordaje de esta situación es la falta de coordinación de las administraciones, para trabajar reduciendo esfuerzos y recursos bajo unos mismos objetivos y siguiendo la misma línea de intervención.

Probablemente esta falta de coordinación provenga del vacío legal existente al respecto. Según Jorge López, presidente de la asociación ciudadana de Sine Domus, las personas sin hogar “son personas que viven situaciones de desarraigo social y desamparo legal”. En general existe escasa presencia normativa orientada a la protección específica de las personas “sin techo”, lo que aumenta su estado de vulnerabilidad y precariedad. No obstante, se amparan en la universalidad de leyes dirigidas a toda la ciudadanía que presentan fines destinados a la solidaridad y protección social. De manera más concreta en cuanto a nuestra Comunidad Autónoma la Ley 2/1988 de 4 de abril, de Servicios Sociales de Andalucía, recoge las competencias propias en materia de promoción del bienestar de su población y atribuye las competencias pertinentes a los municipios. Así pues en los artículos 25 y 26 de la Ley 7/1985, de 2 de Abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local, los municipios han de ejercer su competencia en materia de promoción y gestión de viviendas, de prestación de los servicios sociales y de promoción y reinserción social.

Por lo tanto y tras todo lo expuesto personalmente considero crucial la incorporación en este ámbito de la figura profesional del educador social, puesto que dada la multicausalidad del origen de la situación que conlleva a las personas sin hogar es fundamental la participación de un equipo profesional interdisciplinar desde el que se abarquen las distintas necesidades. Para ello deberá prestársele una mayor atención a dicho colectivo, aumentado la inversión de las administraciones públicas y las medidas adoptadas para rentabilizar esfuerzos y obtener mayores beneficios. Se le debe conceder una mayor atención debido al aumento creciente dada la situación crítica en la que nos encontramos inmersos y debido a la gravedad del carácter que supone su extrema pobreza y exclusión. Empezar por proclamar una legislación específica para el colectivo sin hogar sería un buen inicio, una manera optima de augurar un gran avance.

Finalmente, solo cabe decir que ha sido un tema del que apenas tenía constancia y cuyos datos ofrecidos me han dejado estupefacta. Espero que pronto se pongan medidas en marcha para intentar contrarrestar todos los déficits presentes hasta el momento, pero mucho me temo y no es por ser pesimista que en esta materia no se consigan grandes avances si es que no se produce algún que otro retroceso. Y es que la orientación de las medidas que tan solo hace escasos meses Gallardón, el alcalde de Madrid, proclamaba en las que defendía literalmente su intención de “sacar a los indigentes de las calles”, cabalga de manera vertiginosa contra todo pronóstico para mejorar la intervención con este colectivo. Además las noticias comentadas por las compañeras sobre la muñeca “homeless” y el videojuego los cuales desconocía su existencia me han parecido una frivolidad de la que simplemente no tengo palabras para expresar mi desagrado y repulsión por este tipo de comportamientos. Y es que me hacen replantearme en qué tipo de sociedad vivimos, en qué nos estamos convirtiendo, de verdad que se puede comercializar juegos cuyo fin sea aniquilar personas sin hogar. No entiendo hacía que camino estamos andando en este mundo moderno y supuestamente tan desarrollado pero que en cuestiones sociales y materias de razonamiento y ética parece lamentablemente quedado tan atrás. Lo peor de todo es que seguro que habrá personas que contribuirán con su acción en la compra de dichos juguetes, sin pensar qué tipo de educación y valores están transmitiendo e inculcando en sus hijos. Como no me gustaría seguir incidiendo en estos lamentables hechos que no me merecen que le presten ningún tipo de atención prefiero dar por finalizada hasta aquí mi entrada y despedirme con la siguiente cita:

“cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no nos parecerá lo más grave de las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas”.

                                                                                                                         Martín Luther King.


                                 

Páginas utilizadas y de interés de la temática:

http://www.ine.es/prodyser/pubweb/epsh_052004/epshcen_0504.pdf)

http://www.20minutos.es/noticia/881083/0/

http://alojamiento.hey.es/andalucia-solo-tiene-1223-plazas-de-alojamiento-para-mas-de-3000-sin-techo/

http://www.defensor-and.es/informes_y_publicaciones/informes_estudios_y_resoluciones/informes_especiales/informe_0001/TEXTO_PAGINADO/index_paginado.html?page=13

http://www.elpais.com/articulo/espana/Aguirre/polemica/mendigos/soy/amiga/privar/nadie/derechos/elpepuesp/20110414elpepunac_14/Tes

http://www.elpais.com/articulo/madrid/Gallardon/pide/ley/retirar/indigentes/calles/elpepiespmad/20110414elpmad_2/Tes

domingo, 5 de junio de 2011

ENTORNO CARCELARIO

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En las últimas secciones de esta asignatura de intervención tuvimos el gusto de conocer el colectivo que se encuentra recluido en el entorno carcelario. La prisión fue por ende la temática que ocupo dos de las exposiciones de nuestros compañeros, las cuales aunare en la presente entrada. Antes de comenzar con la misma, plasmando diferentes puntos y mostrando mis reflexiones al respecto, debemos de clarificar que se trata de un tema muy controvertido que suscita una gran disparidad de opiniones siendo un debate común entre la población y sobre el que existen grandes leyendas. Con este hándicap incluido intentare ser lo más objetiva y cauta posible aunque aviso a mis lectores que mi postura al respecto es bastante personal.

En primer lugar ¿qué es la cárcel?. Todos hablamos de la cárcel o de la prisión, aunque desconocedores absolutos de esta realidad emitimos nuestras opiniones al respecto fundadas la gran mayoría por las imágenes transmitidas desde los medios de comunicación, los estudios o estadísticas y la impresión social de injusticia que se respira en el ambiente. Juzgamos a las personas que se encuentran internas en este entorno, los excluimos y marginamos como si se tratara del “mismísimo diablo en persona” y sin embargo no nos asombramos ni nos llevamos las manos a la cabeza con nuestro comportamiento en pleno siglo XXI. Si no recuerdo mal durante la exposición de Salud Mental las compañeras comentaban como los centros psiquiátricos o popularmente conocidos como manicomios se encontraban en las periferias de las grandes ciudades, apartados de la población, en la que se aislaban a los sujetos medida de control social. Además características como la falta de medios, masificación, escaso personal, despersonalización de la atención o la poca existencia de actividades terapéuticas o socioeducativas definían aquel lugar produciendo un deterioro personal, un agravamiento de su situación y una mayor marginación social. Cada uno de estos aspectos que describían esta intervención con personas con una enfermedad mental en el siglo XVII hizo que nos escandalizáramos con dicho trato, pero sin embargo aún en la actualidad siguen produciéndose este tipo de circunstancias en contextos como el carcelario, se produce esta atención pero nos mantenemos en silencio siendo completamente ignorados por parte de los distintos agentes sociales.

Por lo tanto vamos a dar respuesta a la pregunta planteada anteriormente sobre qué es la cárcel para ir conociendo poco a poco información al respecto y poder refutarlo con la realidad. Así pues, la cárcel es definida por la Real Academia de la Lengua Española (RAE) como “local destinado a reclusión de presos”. Según datos correspondientes a enero de 2010 del Ministerio del Interior sobre las características de la población reclusa tan solo en la comunidad andaluza entre hombres y mujeres de todas las edades hay un total de 17.661 internos, mientras que a nivel estatal se cuentan unas 76.215 personas, de las cuales el 91,96% de los casos son hombres. Según datos aportados por las compañeras el 50% de los presos son reincidentes, hechos que ofusca y encrespa aún más la tensión social que ansiosos de castigo exigen más severidad en las condenas desconfiando y otorgando un papel secundario a la reinserción de la persona.

(http://www.mir.es/INSTPEN/INSTPENI/Gestion/Estadisticas_mensuales/2010/01/ )



Ahora bien personalmente considero que son numerosos los agentes que entran en juego y diferentes las posturas que mantienen bajo distintos intereses, por lo que los medios de comunicación, la administraciones y la sociedad en general es responsable de la situación que aquí nos compete. Multitud de estereotipos rodean a esta realidad así pues quien no ha oído nunca a nadie decir que “la cárcel es donde mejor se tiene que estar, con comida, un techo gratis y sin trabajar”, “al salir encima tienen hasta una paga” o “viven mejor que quieren pues tienen de todo, la cárcel parece ya un hotel”. Comentarios como éstos vierten una imagen difusa de la realidad y crean una opinión pública equivocada que suscita desconfianza y exclusión generando sed de venganza. Se hacen juicios públicos a personas que ya han sido condenadas por un juez e incluso ya han cumplido condena por su delito pero sin embargo se les está estigmatizando y excluyendo de nuestra “sociedad ideal” y yo me pregunto ¿no debería ser eso también una falta?, ¿no estamos cometiendo el resto de la sociedad también una injusticia?, ¿es licito encasillar a una persona y juzgarla continuamente?, ¿se ha parado alguien a pensar que llevo o condujo a esa persona a cometer su infracción?, ¿qué ocurre con las personas que por un error o injusticia durante años se han visto privadas de su libertad y de su vida?...

Preguntas sobres las que la sociedad debería reflexionar pero resulta mucho más cómodo mirar hacia otro lado, señalar con nuestro dedo al que está delante y continuar con el curso de las cosas tal y como están, ya que para qué vamos a modificar todo el sistema penitenciario, bastante ineficaz por cierto hasta el momento, y para qué reconocer los fallos y atropellos que se han cometido, para qué íbamos a querer mejorar la situación de miles de personas, de familias y de la ciudadanía en general. Parece ser que a los altos cargos políticos poco o nada les interesa, de hecho no son tenidos en cuenta ni en los programas electorales, curiosa manera de excluir a un colectivo de la sociedad cuando ni si quiera se reconoce su existencia.

Papel curioso y llamativo como poco el desarrollado también por los medios de comunicación en todo este al menos aparente complot social. Y es que solo se hacen eco de las noticas más escabrosas buscando el morbo y el rechazo de la sociedad a estas personas. Jamás he escuchado nunca comentar los distintos talleres que se están llevando a cabo en las cárceles españolas, la importancia de la intervención socioeducativa o el número de personas que sí han conseguido reinsertarse. Historias que como bien comentaron los tres miembros de la comunidad terapéutica, que muy amablemente nos visitaron, no interesan a nadie señalando a todo un colectivo por el comportamiento aislado de determinados sujetos como fue el caso del preso que consiguió escapar de la cárcel de Sevilla, todo un escándalo, una noticia que recogieron multitud de medios mientras que la permanencia de día a día y la vuelta de todos ellos no supone ningún interés. Además de estas noticias a la ciudadanía llegan multitud de opiniones que crea en ellos desconocedores de la realidad una falsa imagen, como el comentario emitido entre otros tantos por Antonio García Fuentes, escritor y filósofo, en Qué es una cárcel…Para qué sirve: “lo que nunca pensé, es que en las cárceles, se pudiera vivir con tantos derechos y tan pocas obligaciones; con tantos privilegios como hemos visto sobre todo en los últimos tiempos […]”.

(http://blogs.larioja.com/garciafuentes/2007/7/3/-que-es-carcel-que-sirve-)

Varios periódicos se hacen eco de la noticia de la huida de dos presos:

- http://www.elcorreoweb.es/sevilla/sucesos/083533/fugados/presos/carcel/sevilla

- http://www.elmundo.es/elmundo/2010/02/05/andalucia_sevilla/1265376909.html

Así pues en nuestro país ocurre una situación paradójica, ya que a pesar de que se está reduciendo el número de delitos cometidos está aumentando la población presa. Y es que España cuenta con unos niveles relativamente bajos de delincuencia y a su vez con unos índices o tasas bastante elevadas de población reclusa, y seguimos invirtiendo en la construcción de más cárceles. Como bien afirma José Cid, profesor Derecho Penal Universidad de Barcelona, en su estudio “El incremento de la población reclusa en España entre 1996 y 2006”, el endurecimiento de las penas, la insuficiente utilización de otras penas alternativas como los trabajos en beneficio de la comunidad, y la aplicación minoritaria de mecanismos de reeducación y reinserción son los principales motivos del aumento de la población en las cárceles. Así pues otros estudios corroboran los datos expuestos hasta el momento, por lo que siguiendo el temario estudiado durante el pasado curso en la asignatura de Servicios Sociales, este incremento de población reclusa se debe o se explica a través de los siguientes factores:

- Endurecimiento del sistema penal, iniciado con el Código Penal de 1995 (que prácticamente eliminaba los beneficios penitenciarios y aumentaba las condenas) y que se ha visto paulatina y seriamente agravado con las reformas del año 2003: L.O. 1/2003, 5/2003, 7/2003, 11/2003 y 13/2003.

- La cultura del “populismo punitivo” que ha exacerbado el recurso al Derecho penal como herramienta idónea para resolver toda suerte de conflictos. Los medios de comunicación social juegan un importante papel apelando más a sentimientos vindicativos que a análisis rigurosos y racionales de la situación. Ello explica su influjo sobre la percepción subjetiva de la ciudadanía, la consiguiente presión social sobre los operadores del control penal y, como resultado, el desfase entre las cifras reales de delincuencia (a pesar del repunte en algunos delitos, de las más bajas de Europa) y las de utilización de la prisión (la más elevada de Europa occidental).

- La falta de utilización de alternativas a la prisión. En ese sentido, es expresivo el fracaso de la pena de trabajos en beneficio de la comunidad por falta de voluntad política más que judicial, y la disminución del uso de las suspensiones por los jueces.

 
- Noticias creación de nuevas cárceles en España:

http://www.lavozdelacalle.es/noticia/93/En-Espa%C3%B1a/rubalcaba-inaugura-murcia-prisi%C3%B3n-moderna-espa%C3%B1a.html

http://www.soitu.es/soitu/2008/07/15/info/1216134722_650916.html

http://www.belt.es/noticias/2005/noviembre/03/carcel.asp

http://www.foropolicia.es/foros/las-carceles-espanolas-siguen-saturadas-t6873.html

- Estudio José Cid: http://www.criminologia.net/pdf/reic/ano6-2008/a62008art2.pdf

 
Ahora bien se preguntaran ¿qué impulsa realmente a una persona a cometer un delito?. Pues bien son múltiples los factores de riesgo cuya combinación en una misma situación de vulnerabilidad producen un resultado dramático, es por tanto una explicación multicausal en la que por encima de las características personales, están los procesos de aprendizaje, los vínculos sociales y, sobre todo el desarrollo en un contexto de inadaptación social en el que los factores territoriales, las oportunidades y las carencias sociales ejercen una gran influencia, (Eysenk, Bandura, Hirshi y Valverde). Esta situación de precariedad es fomentada con vulnerabilidades personales como la discapacidad física, psíquica, el alcoholismo, drogodependencias, etc, por lo que las posibilidades de entrar en este círculo vicioso van aumentando en consonancia. Como afirma García Roca “la exclusión es una cualidad del sistema, no del sujeto”.

Atendiendo a la composición de las prisiones podemos corroborar además que los miembros de los grupos socialmente desfavorecidos y minorías étnicas tienen muchas más posibilidades de ser detenidos, juzgados, condenados y encarcelados que el resto, sobre todo por delitos contra la propiedad, las personas y el tráfico de drogas. Dato curioso, y es que para tener un buen abogado se necesita dinero, para poder callar bocas se necesita dinero y para poder sobrevivir se necesita dinero, cuestión que pone de relieve que las personas que cuentan con un menor nivel adquisitivo se encuentran en una situación de desventaja. Por ello me parece que viene como “anillo al dedo” unas palabras que tuve el gusto de escuchar por parte de un educador social del Centro Penitenciario Sevilla I durante una visita en segundo de estos estudios universitarios, en la que nos dijo: “la cárcel es un pequeño mundo, una sociedad en miniatura en la que os puedo asegurar que mas que delincuentes, que también los hay, la mayoría son personas desafortunadas que han visto su vida truncada en un momento puntual por cualquier motivo o por diversas circunstancias. No olvidéis nunca que los verdaderas cabezas maquiavélicas son poderosos señores que no pisarán la cárcel por injusto y duro que pueda parecer”. La verdad que aquellas palabras me hicieron mucho que pensar pero es la dura realidad a la que miles de trabajadores de prisiones deben enfrentarse día tras día. Personas cargadas de historias, con una vida detrás llena de entresijos y obstáculos que lo condujeron o empujaron hacia esa situación de modo que en muchas ocasiones los factores sociales y personales de riesgos propician un proceso de cronificación agravado con el ingreso en el ámbito penal. No obstante, si trabajamos por la reducción de estos factores y el impulso de los factores de protección se posibilitaría la normalización de su situación y su integración social.

Como venimos comentando la figura de las personas internas en las prisiones de nuestro país responden a un perfil de vulnerabilidad y exclusión social en las que más del 50% de ellos son drogodependientes, seguidos de un número elevado de inmigrantes y personas con algún tipo de enfermedad mental. Entre sus características psicosociales la gran mayoría cuentan con un nivel socioeconómico medio-bajo, escaso nivel de formación, precariedad laboral, clima familiar negativo, redes sociales débiles y perjudiciales, etc. La cuestión se sitúa en que el periodo en la cárcel en lugar de restablecer estos factores de riesgos y potenciar factores de protección, los acentúa aún más empeorando sus circunstancias. Y es que durante su estancia se produce distanciamiento y fragmentación familiar, se rompen los lazos afectivos y se desvincula del mercado laboral. Además del tener que aprender a sobrevivir en la cárcel, adoptar unas pautas de comportamiento propios de este espacio por las cuales no se rige la sociedad fuera de las rejas, por lo que se encuentran sin habilidades sociales y pautas de conducta aceptadas socialmente para poder desenvolverse de manera autónoma. Todo esto crea ansiedad, pérdida de control, alteraciones en la personalidad, en las relaciones sociales así como su inadaptación al medio. Nada hay que decir por supuesto del daño psicológico y las secuelas que lo acompañaran de por vida. Aspectos que parecen no ser tenidos en cuenta a la hora de emitir juicios de valoración sobre los supuestos beneficios y el bienestar que supone la estancia en prisión.

Los testimonios de los tres usuarios de la Comunidad Terapéutica nos mostraron precisamente esta visión de su intento de reincorporarse de nuevo a la sociedad, un sentimiento de rechazo y exclusión, estando señalado bajo una etiqueta que supone una pesada losa que se sitúa sobre ellos. Además viven una situación de plena desorientación producida por largos periodos de tiempo en la cárcel, lo que junto al sentimiento de soledad fruto de este mismo hecho y no tener ningún tipo de aliciente hacen que vuelvan a cometer algún tipo de delito, de reincidir para intentar poder volver al medio en el que se encuentran naturalizados ante el pánico y el temor de enfrentarse a un nuevo mundo con millones de ojos que le clavan sus miradas y lo están juzgando continuamente. Además deben afrontar una situación completamente ajena a ellos, un contexto totalmente desconocido en el que lo han situado diferentes personalidades sin preocuparse de mostrarle el camino que ahora deben seguir. Palabras textuales muy impactantes por parte de uno de los tres testimonios al afirmar y describirse como un ser asocial, que ha trascurrido muchos años en prisión incorporando ese modelo de vida y cultura propio y característico de este espacio, por lo que sin dinero, formación, familia, red social, apoyo, vivienda, etc se plantea ¿qué hago ahora con mi vida?, ¿a dónde voy?. Pues el camino más fácil y el único que conocen gastándose el poquito dinero con el que cuentan en el consumo de sustancias para intentar olvidar los problemas y evadirse de la realidad. Y yo me pregunto ¿quién somos nosotros para juzgar a estas personas?, ¿qué haríamos nosotros en su lugar?, ¿pensamos alguna vez y nos paramos a escuchar la explicación que pueden darnos para comportarse así?. Creo que si lo hiciéramos comprenderíamos mejor su situación, se derribarían multitud de estereotipos y prejuicios, y se crearía un mayor grado de sensibilización social ya que muchos haríamos lo mismo en su lugar.

Pero el hándicap y el hilo conductor de toda la trayectoria que llevamos comentada hasta el momento a lo largo de esta entrada se detiene sobre la reflexión a cerca de ¿cuál es verdaderamente la finalidad de la cárcel?, ¿cuál es su función?. La Ley General Orgánica Penitenciaria 1/1979 de 26 de Septiembre, “establece las directrices del sistema penitenciario y consagra como rasgos más sobresalientes el principio de legalidad en la ejecución de la pena, la potenciación del régimen abierto, la implantación del Juez de Vigilancia, y en definitiva la instauración de un moderno sistema penitenciario basado en la concepción de la pena como una medida de prevención especial encaminada a la reeducación y reinserción social de los penados”. De manera oficial estos son los parámetros que dictamina la ley, una normativa teórica que a duras penas se consigue llevar a la práctica centrada más en su carácter punitivo que en la verdadera reeducación y reinserción social de los presos.

Sinceramente considero una verdadera lástima que estemos tan avanzados en materias teóricas pero que a su vez éstas estén tan poco desarrolladas en la práctica, así pues todo se queda escrito sobre papel mojado. Al intervenir de manera despersonalizada y eminentemente represiva, hace prevalecer los fines de control social sobre los de reinserción social, incidiendo en los rasgos vulnerables de la persona no mostrando atención sobre el resto de los factores de riesgo tanto sociales como relacionales. En definitiva predomina el ámbito reglamental frente al tratamiento socioeducativo e individualizado de los reclusos, fruto de la sobresaturación de las cárceles, su escasa dotación de personal técnico y una inadecuado estudio progresivo hacia la libertad. Existe consenso general a la hora de afirmar la dificultad para la resocialización de los presos con el modelo de cárcel actual, largas condenas que constituyen un factor de desocialización que como nos comentaba uno de los testimonios que nos acompaño durante la sección les hace sentirse asocial y “como pez fuera del agua”. Además la saturación de las cárceles, la falta de recursos, de personal o el aislamiento físico de los centros que dificultad aún más mantener el contacto familiar hacen que sea mucho más complicada la preparación para la vida en libertad. Por lo tanto está claro que algo está fallando, que se debe establecer un punto de inflexión a partir del cual poder adoptar nuevas medidas que supongan una inyección directa de energía, entusiasmo y esperanza para intentar remodelar todo el sistema penitenciario en profundidad.

Precisamente para trabajar en la línea de la reeducación y reinserción social de los reclusos está muy presente y se debe tenerse muy en cuenta la figura profesional del educador social, quien debe reunir según comentaron las compañeras como características capacidad de escucha, de discernimiento, conocimientos de psicología y tener capacidad para saber lo que nos están diciendo. A nivel personal creo que características también como la empatía, la tolerancia, el respeto por la otra persona, la capacidad de comprensión, de apoyo, de mostrarle apoyo y afecto, ser creativos, imaginativos, positivos, tener ilusión, ser positivos con ganas de luchar y trabajar creyendo en ello son pilares básicos de nuestro trabajo con este colectivo y con cualquiera con los que tengamos el gusto y la oportunidad de conocer. Así pues el educador social concretamente con la población reclusa tendrá que trabajar para hacer posible su verdadera y efectiva reinserción social, desaprendiendo lo aprendido, y trabajando para su posible socialización. Además deberá trabajar de manera grupal ofreciendo distintos conocimientos y reflexionando sobre ellos, llevando los expedientes y realizando una labor de coordinación con el resto de profesionales, así como un seguimiento personalizado de cada caso.

Aunque carezcan de difusión existen multitud de alternativas y medidas educativas para la población reclusa por parte de las administraciones públicas, cuya labor es sorprendente y admirable pero que sin embargo cuyo valor no es reconocido popularmente. Algunas de las medidas educativas contempladas por la ley son las prestaciones en beneficio de la comunidad muy apoyada en sus sentencias por el Juez de Menores de Granada Emilio Calatayud, el internamiento terapéutico o los centros de inserción social entre otros.

- Centros de Inserción Social (CIS): Infraestructuras que trabaja en la línea de reinserción en la sociedad de aquellos internos que se encuentran en proceso avanzado de reinserción o que cumplen su pena en régimen abierto. Así mismo, se realiza desde los CIS el seguimiento de los liberados condicionales. Su actividad va encaminada a facilitar la inserción social y familiar de los internos, contrarrestando los efectos nocivos del internamiento y favoreciendo los vínculos sociales.

 
- Comunidades Terapéuticas: son un recurso que pertenece a una red de atención a personas con problemas de drogodependencia, Se trata de un dispositivo que realiza tratamientos de deshabituación y rehabilitación en régimen residencial, ya que se considera que la recuperación de los usuarios se considera difícil en su medio. Las intervenciones y los objetivos en las Comunidades Terapéuticas se caracterizan por el abordaje intensivo y global, con actividades fundamentalmente de tipo psicoterapéutico, ocupacional, socioeducativo y médico-sanitario.


Ahora bien, desde aquí me gustaría agradecer tanto a mis compañeras por su organización como a las personas allí presentes por haberse ofrecido y prestado a ello la realización del coloquio con la directora del Centro FADAIS, un educador social y tres usuarios del centro. Amablemente nos comentaron que es un centro mixto en el que se atiende a personas drogodependientes de cualquier edad para su incorporación social y mejorar su calidad de vida. Intentan que adquieran habilidades sociales y pautas de conducta socialmente aceptables, además de aprender que sus comportamientos conllevan consecuencias siendo ellos los responsables directos de sus actos. Así pues, durante un periodo aproximado de seis meses ingresan en el centro donde gozan de diferentes atenciones desde el área médica, social, psicológica y laboral-ocupacional. Por ello cuentan con un equipo interdisciplinar formado por psicólogos, trabajador social, educadores sociales, monitores, enfermeras, administrativos, cocineros, limpiadoras y conductor.

Por lo tanto, como podemos a preciar existen multitud de alternativas que se deberían potenciar para mejorar la reinserción social de los reclusos y el nivel general de bienestar de la sociedad. En los últimos tiempos se está fomentando el papel desempeñado por la comunidad quien acogen modalidades de justicia restaurativa y mediación vecina, penal y penitenciaria. Ello permitiría resolver extrajudicialmente buena parte de los conflictos, y aquellos que se encuentran ya resueltos les proporcionarían una vía de respuesta en la que se minimiza la actuación del sistema penal, asegurando los derechos de la víctima y permitiendo la responsabilización del autor. Por ello se debe incentivar esta vía de animación comunitaria, de potenciación de las redes sociales, trabajando para que se reduzcan los incidentes al mismo tiempo que se crea concienciación ciudadana y se derriban infinidad de estereotipos que estigmatizan este colectivo. Creo pues que debe adoptarse otra línea de intervención más socioeducativa en la que se promueva la verdadera reinserción del sujeto y se tenga en cuenta para ello el consentimiento, colaboración y participación de toda la población.

En definitiva el colectivo formado por personas en prisión y toda la estructura que ello conlleva se trata de la configuración en paralelo de otra sociedad con su propia cultura la cual gira en torno a la droga que es sinónimo de poder y estatus. Un reflejo de la dinámica de todo un país que nos permite analizar el tipo de políticas sociales puestas en marcha, los mecanismos de detección y prevención desarrollados, los medios empleados en la lucha contra la exclusión y la prioridad otorgada, así como las circunstancias personales y sociales que conducen a ciertos ciudadanos hacia este desenlace. Se trata pues de un hecho o cuestión de gran complejidad que abarca diferentes vertientes por lo que deben ser bajo mi opinión diversos los profesionales que participen en la elaboración de su análisis. De esta manera la opinión judicial debería contar siempre que se considere necesaria con la colaboración y apoyo de un equipo multidisciplinar que le permitan comprender y contextualizar mejor el caso antes de dictaminar sentencia. Por ello y por el trabajo realizado directamente con los reclusos considero fundamental la intervención del educador social en este colectivo al que se le debe prestar mayor atención, dedicar cierta prioridad, invertir más en prevención, reorganizar dicho sistema, … aunque no debemos olvidar nuestra función puesto que “nosotros no somos jueces, somos educadores sociales”.

Antes de concluir me gustaría finalizar esta entrada con una breve reflexión personal dado que es un colectivo muy apasionante, de cuya visita al Centro Penitenciario Sevilla I en el curso anterior puede despojarme de numerosos estereotipos y este año tras el coloquio he comprendido mucho mejor las funciones del educador social en este ámbito y el papel que desempeña, el cual la directora de la Comunidad Terapéutica lo describió como “la columna vertebral de todo el centro”. Además puntualizo las cualidades de entrega, dedicación y capacidad de adaptación como las principales virtudes para trabajar en esta área, así como la capacidad de autocrítica y el cuestionamiento de todo para poder aprender de los errores cometidos y mejorar nuestra intervención. Sinceramente me ha parecido una de la prácticas más interesantes pues tras un largo cuatrimestre en el que la figura del educador social a penas era reconocida y tenía consolidado su sitio me alegro que en la atención con este colectivo este tan presente y valorada. Ha sido una inyección de positividad, un acercamiento a la realidad desde el querer y poder hacer las cosas siempre y cuando creamos en ellos. Un rayito de luz en tanta oscuridad y en tantas noches seguidas de tormenta, era ya necesario para poder continuar con afán de luchar y trabajar para conseguir cambiar algo y poder ayudar a mejorar su vida a personas que verdaderamente lo necesitan. Sin más me despido agradeciendo de nuevo esta brillante oportunidad de conocer un colectivo más, aprender multitud de detalles de este contexto y del desempeño profesional que conlleva, así como por haber ampliado mi perspectiva y haberme permitido formar una opinión mucho más compleja y rica de lo que ya lo era antes.

Yo misma...

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-Estudiante de Trabajo y Educacion Social en U.Pablo de Olavide. -Corresponsal Juvenil del Area de Juventud del Ayuntamiento de Los Palacios.
 

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