viernes, 8 de abril de 2011

Bullying

Una semana más durante el trascurso de la clase tuvo lugar la exposición de varias compañeras, en este caso sobre el “Bullying” y siendo el turno de Tere, Mary y Salud. Así pues, a lo largo de esta entrada intentaré resaltar los puntos básicos del tema así como aquellos aspectos más relevantes que han llamado mi atención y han supuesto la adquisición de nueva información.

En primer lugar hemos de definir el concepto de Bullying, ¿a qué hacemos referencia con este término?. Pues bien, se trata de una expresión que posee cierta actualidad aunque el fenómeno al que alude tenga ya su trayectoria, puesto que nos referimos a cualquier tipo de abuso o acoso escolar producido de forma prolongada en el tiempo entre iguales. Es una forma de maltrato intencionado, perjudicial y persistente de un estudiante o grupo de estudiantes hacia otro compañero sin motivación evidente o provocación aparente, que por lo general es más débil quién se convierte en su víctima habitual. Según algunos autores el bullying es:
  • Dr. Dan Olweus (1978, psicólogo noruego considerado pionero en estas investigaciones): “una persona es objeto o víctima de acoso cuando se ve expuesta, reiteradamente y a lo largo del tiempo, a acciones negativas por parte de otra o de otras personas”.
  • Espelage y Swearer (2003): “comportamiento prologando de insulto verbal, rechazo social, intimidación psicológica y/o agresión física de un/os niño/s hacia otro que se convierte en víctima”.
Ahora bien, aunque el bullying se produce en el ámbito escolar según indican las estadísticas y estudios realizados la edad más frecuente en que aparece es en la adolescencia o juventud entre los 7-14 años, correspondiéndose especialmente con la educación secundaria. Por lo que tras realizar una investigación con una muestra seleccionada Espelage y Swearer (2003) aseguran que existe un elevado número de casos sobre dicho fenómeno en la adolescencia temprana, produciéndose un descenso en los últimos años del sistema de estudios obligatorio. Podéis consultar el siguiente estudio de gran interés “Un visión panorámica del fenómeno bullying” de Kerman, Bernardo en la Universidad de Flores, para lo que os dejo el siguiente enlace:  http://www.cienciared.com.ar/ra/usr/41/719/calidaddevidauflo_n5v1pp159_173.pdf

Como hemos podido ver el bullying es una práctica agresiva de maltrato que alcanza sus mayores índices durante la adolescencia. Se trata de una edad o período de la vida complejo, ya que es esta etapa del ciclo vital las personas se están formando y sufren crisis en la socialización y cambios en las estructuras personales, lo que conlleva a su vez a la desorientación social. Entre las múltiples y diversas características que definen a los adolescentes me gustaría resaltar la importancia de la exaltación de los sentimientos y sobre todo el valor que le otorgan al grupo de iguales. Así pues, se trata de un período en el que se magnifican los sentimientos, resulta muy complicado expresarlos correctamente y saber canalizarlos, existiendo una sensación de incomprensión lo que provoca rebeldía y el deseo o anhelo de tener libertad, autonomía e independencia. Por lo tanto buscan en el grupo de iguales la satisfacción a todas sus inquietudes, la comprensión y atención que creen no tener, un apoyo o lugar al que acudir y con quien sentirse identificado. De ahí que el adolescente en compañía del grupo se encuentre más seguro, sintiéndose más fuertes y renunciando incluso a su propia personalidad para la inclusión en dicho grupo.

Es este punto donde encontramos el problema, en el momento en el que se transgreden los límites y se sobrepasan los extremos. Y es que es de crucial importancia que los niños se desarrollen en contacto con otros niños, es decir, tenga un grupo de iguales con el poder identificarse y comunicarse pero son también fundamentales los procesos de socialización que se llevan a cabo con otros agentes sociales como la familia y la escuela. Todos estos aspectos van a interferir en el desarrollo natural del individuo, por lo que todas las experiencias vividas forjaran la personalidad del niño así como en la actitud y conducta adoptada. De ahí que mis compañeras hicieran hincapié en la importancia del modelo educativo familiar, el cual influirá en el rol de víctima o de agresor asimilado por el sujeto.

No obstante he de añadir que en los casos de bullying generalmente además del papel de víctima y agresor que son las partes más visibles, suelen existir diferentes roles implicados que complementan la escena como indican diversos autores como Salmlvall (1996) o Sutton y Smith (1999). Los otros grupos o roles implicados pueden ser los seguidores, ayudantes y reforzadores del agresor, los defensores de la víctima en el caso de que los hubiera o incluso la audiencia pasiva o público que contempla la agresión sin intervenir directamente. Siguiendo la tesis doctoral de Ana Belén Górriz Plumed “Roles implicados en el acoso escolar” vamos a identificar los siguientes agentes:

- Agresor: sujetos impulsivos, disruptivos y extrovertidos, con actitudes menos negativas hacia la intimidación. Muestran escasa conciencia sobre si los actos que perpetran son moralmente aceptables, caracterizándose por la falta de empatía y del sentimiento de culpabilidad. Suelen presentar ausencia de relación afectiva cálida y segura por parte del núcleo familiar, con dificultades para establecer y respetar unos límites o normativas, teniendo lugar la combinación de técnicas permisivas con autoritarias a través de medios coercitivos. Caracterizados por un temperamento agresivo, sienten una fuerte necesidad de ejercer el dominio sobre los demás, con grandes capacidades de manipulación y presentando dificultades de autocontrol de su ira y agresividad, con falta de habilidades sociales para su relación.

- Victima: se caracterizan por su timidez, inseguridad o debilidad. Tienen una baja autoestima, percibiéndose a sí mismos como incapaces de controlar los ataques. Presentan escasa red social, retraimiento social o miedo. Se sienten indefensas y se perciben sin recursos para salir de la situación.

- Público: son testigos del acoso escolar, aquellos individuos que contemplan el maltrato sin hacer nada al respecto, incluso restan importancia a los incidentes acaecidos y se mantienen en una posición netura. Avilés y Elices (2003) plantean a su vez una subdivisión entre:
  • Animadores del agresor: jalean y animan al agresor, se posicionan activiamente a favor de éste.
  • Defensores de la víctima: siendo éstos aquellos que intervienen para poner fin a la situación en defensa de la víctima.
Además a nivel ya personal incluiría la figura del adulto, haciendo alusión aquellas personas mayores que se sitúan en el contexto y están cercanas a las circunstancias aunque se mantengan en un principio ajenas a los acontecimientos. Sería el profesorado, los tutores, orientadores o psicólogos del centro educativo y las familias. También habría que incluir de manera necesaria la figura del educador social para la dotación del alumnado de habilidades sociales idóneas, generando recursos educativos para la prevención de este tipo de acosos, detectando las situaciones que se produzcan y mediando en aquellos conflictos que tengan lugar, o desarrollando proyectos de convivencia en todo el centro, entre otras funciones. Por lo que debido al surgimiento de nuevas situaciones que presentan nuevas demandas es necesaria la incorporación de nuevas figuras al ámbito escolar o educativo, como es en este caso el perfil profesional del educador social quién complementaría la labor realizada por el resto de profesionales. Así pues el educador social sería el nexo de unión entre las familias y el centro, trabajando en conjunto para poder ofrecer una respuesta global que se potencie desde todos los ámbitos y poder minimizar de esta manera esfuerzos que se dirijan hacía el mismo sentido.

Al tratarse de un fenómeno de gran envergadura y amplia repercusión afecta a toda la comunidad educativa debiendo intervenir por tanto con todos los agentes que se ven afectados. Considero que se deben adoptar las medidas o estrategias oportunas, aquellas que promuevan la solución del conflicto, que medien en la situación y fomenten un entorno pacífico de bienestar común. Para ello como ya he mencionado se debe trabajar con todas las partes implicadas, mientras que en la actualidad la alternativa que se desarrolla es la sanción del agresor quién es penalizado en algunos casos con la expulsión. Aunque personalmente no comprendo el objetivo de la expulsión dentro del ámbito educativo en ninguna circunstancias, pues se visualiza como un premio o alago para el infractor y una forma de no atender a las problemáticas que se nos plantean desechándolos en lugar de prestarles la atención requerida, en los casos de bullying es quizás menos lógica la aplicación de dicha medida.

Con la expulsión durante algunos días del agresor solo se conseguirá evitar el acoso durante ese período de tiempo, siguiéndose con su incorporación si es que no se agravan los hechos. Mientras que si se trabaja con todas las partes, para que la víctima supere todo el acoso vivido, aumente su autoestima, refuerce su personalidad y cree una red de iguales; con el agresor para que aprenda a canalizar sus emociones, adquiera habilidades sociales, sea consciente de su conducta, recapacite sobre lo sucedido y aprenda a convivir en grupo; con ambas familias para que puedan apoyar a sus hijos y revisen sus modelos educativos trabajando aquellos aspectos más conflictivos; con el resto de espectadores o compañeros del aula que presenciaron el acoso poniéndolos en conocimiento de causa y ofreciéndoles toda la información necesaria y recursos existentes para establecer una sensibilización al respecto; así como con el profesorado para que sean capaces de detectar una situación de bullying o acoso escolar y sepan hacer frente o como actuar ante la misma; y con la comunidad educativa en general para que se trabaje por una convivencia pacífica, justa e igualitaria basada en el respeto. Si se adoptara esta estrategia, eso sí mucho más laboriosa y costosa, se estaría afrontando la problemática social que existe en la realidad educativa ofertando la posibilidad de remediar la situación, buscar alternativas y aprender de todo lo sucedido sin tener que correr un tupido velo que permita dejar pasar e ignorar los hechos.

No obstante hemos de señalar que resulta muy complicado detectar un caso de bullying, puesto que nunca es explícito, ni público ni numeroso. Además es muy difícil trazar la línea que indica o marca el inicio de una práctica de acoso escolar, dado que una pelea ocasional, un conflicto puntual, no ser amigo de alguien o no querer acercarse a alguien no es bullying al no haber una continuidad en el tiempo y una intencionalidad de hacer daño. Esto ha hecho que la realidad transgreda los límites y se “escurra el bulto” normalizando ciertos comportamientos como los insultos, los motes o apodos, los empujones o collejas e incluso las amenazas, a los que no se le presta en la mayoría de las ocasiones la atención que debiera siendo consideradas cosas de la edad y propia de los chiquillos, situaciones que en ocasiones pueden ser señales de alarma ante un caso de acoso escolar. De esta manera el centro incumple una de sus funciones como es la prestación y el deber de proporcionar seguridad e intimidad a todo el alumnado.

Acabamos de hacer referencia a diferentes situaciones que probablemente desencadenarían en un caso de bullying, pero existen diversos tipos o formas de acoso siendo estos:

  • Maltrato verbal: insultos y menosprecios en público para poner en evidencia a esa persona. Incluye poner apodos, mentiras, bulos, generar rumores, burlas que ridiculicen al sujeto, etc. Es el tipo de acoso más frecuente o habitual.
  • Intimidaciones Psicológicas: son las amenazas, los gestos de asco, de desprecio, una mirada desafiante, una cara desagradable o cualquier señal obscena. Es muy difícil de detectar pues puede producirse en todo momento a espaldas de un adulto o incluso estando este presente sin que sea capaz de percatarse. El agresor percibe un mayor poder y dominación de la situación, mientras que en la víctima aumenta el sentimiento de indefensión y vulnerabilidad.
  • Maltrato físico: incluye toda acción corporal como golpes, empujones, patadas o daño a las pertenencias de la otra persona. Al dejar señales visibles se suele identificar.
  • Aislamiento: se ignora y se excluye a esa persona del resto del grupo, dejándola sin red social.
  • Ciberbullying: es el acoso a través de las nuevas tecnologías online. El móvil, el tuenti, los chats, el correo, etc permiten enviar mensajes groseros desde el anonimato dando lugar a los insultos, bulos o amenazas entre otros.

En definitiva la temática del bullying parece ser un tema de gran actualidad debido a los últimos acontecimientos de denuncia de varios casos, una cuestión que nos inquieta, que suscita el interés público y ante el que deben tomarse medidas al respecto. La prevención y la intervención de medidas educativas debe ser el camino seleccionado para la creación de una buena convivencia escolar en lugar del establecimiento de medidas punitivas y sancionadoras. De acuerdo con esta vía se manifiesta la Federación de Asociaciones de Padres y Madres (FAPA) de la Comunidad de Madrid ante el reciente descubrimiento de nuevos casos de acoso escolar en dicho lugar, por lo que reclaman la actuación inmediata por parte de la Administración en la toma de estrategias eficaces que aborden de manera adecuada los sucesos acaecidos. Los siguientes enlaces os permitirán ver las noticias relacionadas con el tema comentado:




Antes de concluir con esta entrada sobre el bullying, más que aportar datos informativos me gustaría invitaros a la reflexión, pensemos pues ¿qué es lo que está sucediendo en la sociedad actual?, ¿dónde se encuentra el germen de tanta conflictividad?. Como bien sabemos el acoso escolar no en un hecho novedoso pero si esta sufriendo en estos tiempos ciertas transformaciones y un cierto crecimiento que por lo menos resulta preocupante. Avanzamos en diferentes materias, vivimos en el siglo de la tecnología y en la sociedad del bienestar, pero sin embargo la violencia y los actos abusivos atropellan los derechos de cualquier ciudadano siguiendo presentes entre nosotros. Creo que resulta por lo pronto interesante reflexionar acerca de esta cuestión pues hacerle frente, recapacitar sobre los hechos, proponer alternativas y adoptar medidas educativas aplicables son la única vía posible para paliar dicho problema. Sin más me despido…

“Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos” (Martín Luther King).



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-Estudiante de Trabajo y Educacion Social en U.Pablo de Olavide. -Corresponsal Juvenil del Area de Juventud del Ayuntamiento de Los Palacios.
 

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