miércoles, 20 de abril de 2011

VIOLENCIA DE GÉNERO, AL RESCATE DE LO POSITIVO (I PARTE)

Violencia de género, fue la temática escogida por nuestras compañeras Mª Carmen Salas y Lucía Sánchez para la realización del trabajo y exposición en la asignatura de Intervención ante problemas de desadaptación social. Un tema de gran actualidad que suscita numerosas opiniones y abre la puerta del debate, invitándonos a que reflexionemos al respecto. Por lo que en las líneas que nos siguen tratare de resaltar aquella información que me ha supuesto una nueva aportación, además de incluir pequeñas opiniones personales que han generado en mí como poco cierta inquietud.

Comenzaremos pues por aclarar el papel desempeñado por la mujer a lo largo de la historia, ya que venimos de una sociedad con un marcado carácter machista. La mujer ha estado subordinada al varón, encomendándoseles las labores del hogar y el cuidado de los hijos, personas mayores o enfermos, manteniéndose siempre en un segundo plano. Sumisa, obediente, delicada, sensual o frágil son algunas de las características que se les ha otorgado, transmitiendo dicho rol de generación en generación a través de diferentes medios como pudimos apreciar con el ejemplo de la figura femenina presente en las películas Disney que nos mostraron las compañeras. No obstante en la próxima entrada profundizaremos aún más y nos adentraremos en esta cuestión del papel de la mujer a lo largo de la historia. Simplemente debemos tener la idea de que la mujer ha sufrido a lo largo del tiempo una situación de vulnerabilidad social lo que ha conllevado cierto riesgo de exclusión, por lo que en la actualidad desgraciadamente sigue siendo objeto de intervención.

En primer lugar debemos señalar las diferencias básicas entre los conceptos de violencia de género y violencia familiar. Así pues, con el primero de los casos hacemos referencia a la violencia que se ejerce de un sexo hacia otro, y aunque en un principio se contemplaría e incluiría las agresiones físicas y psíquicas que una mujer puede ejercer sobre un hombre por lo general nombra la violencia contra la mujer. Sitúa por tanto al género femenino como sujeto pasivo, utilizándose nociones como violencia machista, de pareja o doméstica. Ahora bien, este término de violencia de género no recoge los comportamientos violentos producidos entre personas del mismo sexo. Por otra parte, en lo que respecta a la violencia familiar es la acción u omisión que el integrante de un grupo familiar ejerce contra otro miembro produciendo un daño no accidental físico o psicológico, siendo por tanto un tipo de violencia más extensa. No obstante, para profundizar y clarificar aun más dicha diferenciación os dejo el siguiente enlace: http://www.coet.es/Apunts_Policials/Violencia_Domestica/Coet_APUNTES_vd_BERTONE.pdf
Concretamente nosotros nos centraremos en el concepto de violencia de género que es el que nos atañe, y según la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género en su Artículo 1. Objeto de la Ley: “La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia”.

Y en la Ley 13/2007, de 26 de noviembre de Medidas de Prevención y Protección Integral contra la Violencia de Género en su Artículo 3 sobre el Concepto de violencia de género dice así:

- A los efectos de la presente Ley se entiende por violencia de género aquella que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre estas por el hecho de serlo.

- La violencia a que se refiere la presente Ley comprende cualquier acto de violencia basada en género que tenga como consecuencia, o que tenga posibilidades de tener como consecuencia, perjuicio o sufrimiento en la salud física, sexual o psicológica de la mujer, incluyendo amenazas de dichos actos, coerción o privaciones arbitrarias de su libertad, tanto si se producen en la vida pública como privada.

Podemos apreciar como el marco legislativo ampara exclusivamente los actos violentos o agresivos que se producen hacia el género femenino, recogiendo de manera explícita y textual el maltrato de los hombres sobre las mujeres. Este hecho se produce durante el transcurso del tiempo pues no se perciben diferencias notorias en el trato expresado sobre el tema de la violencia de género. De esta manera estamos presenciado un tipo de discriminación positiva respecto a la mujer, ya que se la protege y se le otorgan ciertos privilegios. Se comprende que de manera global y generalizada son mucho más numerosos los casos de violencia que se producen hacia las mujeres. Durante el período 2009 fueron 55, la cifra a la que ascendió el número de mujeres a las que se ha privado de su derecho a la vida por parte de sus parejas o ex parejas masculinas frente a 10 que fueron los casos de hombres que perdieron su vida, según los datos provenientes de la instrucción judicial. No obstante, me llama la atención que no se recojan estos casos puesto que por pocos que sean también tiene derechos de estar protegidos y sentirse amparados teniendo una ley a la que acogerse.

Y es que creemos avanzar hacia la igualdad, vivimos en una sociedad que lucha constantemente bajo este lema pero bajo mi percepción personal es pura falsedad e hipocresía. Puesto que igualdad es los dos al mismo nivel pero no la sustitución de uno por otro, el descenso del hombre para el empoderamiento de la mujer pues se estaría cometiendo el mismo atropello. Este hecho es el que hemos presenciado a lo largo de nuestra historia, diferentes momentos en los que una veces los hombres y otras las mujeres han gobernado y ostentado el poder. Pero yo me planteo si será posible romper con este hándicap, luchar por conseguir o alcanzar la verdadera igualdad y ser capaces de ser justos y honestos valorando al prójimo como persona que es antes de mirar su género. El hecho de despojarnos de años de historia, creencias, roles, prejuicios y estereotipos me pregunto yo si no será una mera o simple utopía.
Enlaces relevantes sobre informes y estadísticas en violencia de género:
Ahora bien debemos señalar que al hacer uso del término violencia hacemos referencia a un comportamiento deliberado que puede provocar daños físicos o psíquicos, con la pretensión de imponer u obtener algo por la fuerza aunque dicho concepto sufre variaciones según la época y la cultura. Por lo tanto son diversas las formas en que la violencia puede presenciarse, manifestándose de diferentes modos podemos distinguir entre:
  • Abuso físico: una lesión no accidental causada por golpes que implican una herida visual.
  • Abuso emocional, verbal y psicológico: se produce un daño interno en la persona a través de su intimidación, degradación, humillación, amenazas, aislamiento, bajar su autoestima, etc. Provoca miedo en esa persona, socava su dignidad y autovalía, y por lo general supone un trauma psicológico.
  • Abuso sexual: según el Código Penal se refiera “al que sin consentimiento de una persona y sin el propósito de llegar a la cópula, ejecute en ella un acto sexual, la obligue a observarlo o la haga ejecutarlo”. Es decir, cualquier tipo de contacto sexual que sea forzado y no deseado.
  • Abuso ambiental: cualquier táctica que genere a la mujer temor del ambiente que la rodea, es decir, destruir su entorno y maltratar sus bienes rompiendo además sus relaciones por lo que la imposibilita para pedir ayuda. Por ejemplo romper sus objetos personales, hacer daño a sus mascotas, dar fuertes golpes, etc.
  • Abuso financiero: se refiere a las conductas que reducen o eliminan la independencia económica de la persona y/o su capacidad de tomar decisiones.

Por lo general cuando hablamos de violencia de género solemos pensar rápidamente en el abuso físico, pero nos olvidamos en numerosas ocasiones del resto de tipologías de violencia existente quizás por su menos visualización. Tipos de violencia que también son objeto de intervención, que también se producen en la actualidad y están presentes en nuestra sociedad en grandes índices, y suponen una violación de los derechos de cualquier persona. Y es que al fin y al cabo las consecuencias de cualquier tipo de violencia sufrida son siempre un daño en la salud física, psicológica y social del sujeto, un menoscabo de sus derechos humanos y un riesgo para su vida.

No obstante, al tener en cuenta los diferentes modos de violencia tanto el perfil del agresor como el de la víctima amplían su radio. Es muy complicado identificar a ambos sujetos pues no existe un patrón único a seguir sino que cualquier individuo puede encarnar ambos posicionamientos, estamos en ciencias sociales y ésta es la gran dificultad o riqueza según se mire de trabajar con personas atendiendo a toda su diversidad. Así pues de forma genérica si hay algo que puede definir al agresor es precisamente su aparente normalidad, no hay un perfil determinado. Mientras que en las víctimas tampoco existen características significativas relevantes a sus ingresos económicos, su estatus, el nivel educativo, su integración, el trabajo que desempeña, su origen o su personalidad. Según Miguel Lorente Acosta, Director General de Asistencia Jurídica a Víctimas de Violencia de la Consejería de Justicia de la Junta de Andalucía, en el documento “El agresor en la violencia de género. Consideraciones sobre su conducta y estrategias”, ninguno de estos factores influye de forma significativa en las posibilidades de sufrir algún tipo de abuso o agresión.

Pero sin embargo si se encontró cierto perfil que aumenta la posibilidad de padecer maltrato o ejercer violencia sobre otra persona, aunque es solo un factor de riesgo que no implica su determinación automática. Este factor de riesgo son los antecedentes de maltrato y abuso durante la infancia que Koss y Dinero (1989) dieron a conocer, pues es una consecuencia que se puede reflejar como una alteración derivada de los mismos acontecimientos vividos. Nos encontramos pues ante un peligro de repetición de roles en las siguientes generaciones, pues la experiencia de haber observado o sufrido malos tratos en la infancia puede ser un hecho traumático que marque a este persona sino recibe la ayuda necesaria interiorizando incluso esta conducta como algo propio y natural en su proceso de socialización. De hecho en la mayoría de los casos de violencia existen hijos comunes de la pareja que son con frecuencia utilizados como un arma de doble filo pues a menudo se convierten en herramienta de chantajes o amenazas. Esta cuestión quedo reflejada por parte de nuestras compañeras en el apartado titulado “los efectos sociales de la presencia de menores”, que muy bien nos hicieron llegar y transmitieron a partir de un documento visual muy impactante “Papas y Mamas” donde se aprecia en el juego de una niña el comportamiento que su padre ofrece a su madre, es decir, repite el rol de su padre imitando una escena que ha presenciado dentro de su núcleo familiar. Os dejo el vídeo para que lo veáis porque es muy interesante:

                           

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-Estudiante de Trabajo y Educacion Social en U.Pablo de Olavide. -Corresponsal Juvenil del Area de Juventud del Ayuntamiento de Los Palacios.
 

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