domingo, 12 de junio de 2011

PERSONAS SIN HOGAR

El pasado 1 de junio tuvo lugar la última de las exposiciones, “Personas Sin Hogar” fue la temática escogida por las compañeras y seleccionada creo que intencionadamente para poner el broche de oro a dicha asignatura ya que con ella se poner cierre a todo un cuatrimestre de numerosas exposiciones con multitud de colectivos con los que intervenir. Quizás las personas sin hogar supone el punto culmen o la cúspide de todas estas situaciones, el desenlace final de muchas de las historias que hemos conocido y estudiado hasta el momento como consecuencia de una combinación explosiva de diversos factores de riesgo. Por ello parece ser que con este colectivo que hoy presentamos hemos alcanzado el grado más superlativo de exclusión. Intentemos pues en las siguientes líneas descifrar y comprender su estado analizando sus circunstancias y encontrando el papel que como futuros educadores sociales podremos desarrollar para intentar mejorar la calidad de vida de estas personas.

En primer lugar ¿quiénes son las personas sin lugar?. Pues bien, cuando hacemos referencia al término de personas sin hogar estamos haciendo alusión a un colectivo de una gran diversidad que resulta complejo poder definir con unanimidad y consenso a dicho grupo. Existen multitud de debates sobre dicha cuestión ya que diferentes percepciones defienden distintas posturas y pequeños matices, lo que da lugar a la propuesta de distintas definiciones basadas en condiciones de vida, en la movilidad, la falta de domicilio fijo o la presencia de problemas sociales. No obstante, en el contexto europeo dada la paridad encontrada entre los países miembros se ha procedido a incluir en el informe de Encuestas de Centros del Instituto Nacional de Estadísticas (2004) un apartado específico al respecto, por lo que el grupo de expertos encargado estableció la siguiente definición de las personas sin hogar:

“Una persona sin hogar es alguien que no tiene acceso a un alojamiento que puede razonablemente ser habitado, tanto si el alojamiento es legalmente de su propiedad como si es alquilado, proporcionado por instituciones, por empleadores u ocupado de forma gratuita bajo un acuerdo contractual o de otro tipo”.

Por lo tanto bajo estas premisas una persona sin hogar para ser considerada como tal debería vivir en la calle, en edificios inhabitables, en residencias de emergencia, en residencias de larga estancia, en pensiones o en otros alojamientos de corta estancia como la ocupación de viviendas. Sin embargo existen otras posturas que incorporan pequeñas puntualización como la que hace referencia a las personas sin hogar como:

“Una persona sin hogar es aquella que no puede acceder o mantener un alojamiento adecuado, adaptado a su situación personal, permanente y que proporcione un marco estable de convivencia, ya sea por razones económicas, sociales o personales que le impidan llevar una vida autónoma”. (Instituto Nacional de Estadística).

“Personas o familias que están socialmente excluidas de ocupar permanentemente un domicilio adecuado y personal. No tienen vivienda propia y están condenadas a vivir en la calle” (Consejo de Europa de 1992).

“Toda aquellas personas en que en un momento determinado se encuentran alojados en centros de acogida o de reinserción social, así como a quienes se encuentran durmiendo en un espacio como parques, portales, etc o en cualquier otro lugar no diseñado para servir como lugar de residencia para las personas” (Firdion y Marpsat, 1994. Cabrera, 1998).

Sin embargo para complicar aún la delimitación de dicha situación las compañeras diferenciaron distintos conceptos que se enmarcan dentro de esta misma dinámica:

- Vagabundo: persona que anda de un lugar para otro sin hogar fijo.

- Indigente: individuo que carece de cualquier tipo de recurso.

- Mendigo: sujeto que carece de medios económicos y pide limosna al resto de la ciudadanía.

- “Sin techo”: personas que no tienen viviendas y están de “okupas” o hacinados en cualquier lugar y en condiciones de precariedad e insalubridad.

Por tanto de manera genérica y sin establecer claras delimitaciones siguiendo al Defensor del Pueblo Andaluz se trata de un colectivo que “deambula de un sitio a otro, de lugar en lugar, de institución en institución, sin más recurso que los que lleva encima, buscando algo (ayuda, trabajo, alimentos…) que le permita sobrevivir a corto plazo aunque sea en un nivel vital mínimo”. Dada sus condiciones y estilo de vida inciden o recaen sobre ellos multitud de estereotipos y prejuicios que generan una visión degenerativa de este colectivo al considerarse que todas las personas sin hogar son alcohólicos, con problemas de drogodependencias, con un bajo nivel de formación, escasa cualificación profesional, son sucios y vagos que reciben multitud de ayudas siendo ese su modo de vida y afectado la gran mayoría a hombres mayores. Sin embargo se tratan todas ellas de ideas preconcebidas que no se acercan a la realidad y aun más cuando en los últimos tiempos la grave situación por la que atraviesa el país aumentado los porcentajes de personas que se encuentran en estas circunstancias variando de manera brutal los perfiles encontrados. Por ello debemos señalar que según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) parece que del número de personas sin hogar un 58,2% son inmigrantes, 43,1% tienen problemas con el alcohol y un 40,8% con las drogas, mientras que 33,4% hace alusión a expresidiarios. Éstos han sido los perfiles de usuarios más frecuentes en los centros pero en los últimos años se ha producido un aumento y con ello una mayor disparidad de perfiles con personas con enfermedad mental, adicciones, mayores sin recursos o jóvenes con problemas de integración, a lo que debemos añadir también las personas que por desempleo se han visto empujadas a ocupar las calles ya que han ido viendo caer al igual que una escalera de domino los diferentes pilares que sustentaban su vida.

Por lo tanto es muy difícil describir un perfil del tipo de personas que ocupan las calles de una ciudad en busca de cobijo, aunque el coordinador del Área de Inclusión Social de Caritas Sevilla afirma que “cada vez hay más gente en la calle y sobre todo inmigrantes, produciéndose una disminución de la media de edad de estas personas así como se observa una creciente feminización”. Sin embargo los datos ofrecidos por el informe de 2006 del Defensor del Pueblo Andaluz “Vivir en la calle” revela que en su mayoría estas personas suelen ser varones de edades comprendidas entre los 36 y los 55 años, solteros y españoles. Por lo que esta contradicción en los datos y estadísticas que he encontrado me sirve para poner de relieve distintas cuestiones como que el perfil es de una gran heterogeneidad, está sufriendo numerosos cambios y la falta de estudios así como la coordinación de éstos es inminente. No obstante a partir de diferentes informes como los elaborados por la Fundación RAIS de Madrid y el Instituto Nacional de Estadísticas, el Defensor del Pueblo ha establecido que las personas sin hogar suelen tener presente las siguientes características:

  • Desarraigo.
  • Carencias esenciales, sin recursos, sin trabajo, sin hogar.
  • Marginados socialmente, se encuentran excluidos y estigmatizados.
  • Aislados, presentan graves aspectos de soledad al carecer de redes interpersonales, lazos afectivos, familia o amigos. Al no cubrir sus necesidades emocionales y afectivas, los convierte en personas individualistas, desconfiadas, etc.
  • Ruptura personal, se sienten humillados, vejados, en un laberinto sin salida en el que han fracasado al no tener triunfos o gratificaciones, lo que le conlleva a tener baja autoestima, desequilibrios personales, apatía, desmotivación, pasividad y victimismo lo que se refleja y traduce en su imagen exterior.
  • Subculturización como modo de vida, por la que adquieren ciertos valores y hábitos de supervivencia acabando acostumbrándose a esa tónica, y una vez acomodados a esa situación les faltan ganar para integrarse de nuevo socialmente.
  • Dependencia de instituciones, tras largos periodos de estancia en la calle y haciendo uso de estos servicios o recursos. Por lo que se sienten incapaz de afrontar de manera autónoma sus problemas, recurriendo a las instituciones para sobrevivir.
  • Precaria situación sanitaria, con escaso control de sus enfermedades.
  • Ausencia de reconocimiento legal, por lo que tienen escasa presencia en los sistemas de atención, hacen poco uso de derechos y parecen inexistente ante los cargos políticos al no suponer una amenaza inminente.


Por lo general son personas que sufren varios de los aspectos o cuestiones descritos anteriormente, por lo que viven problemáticas muy diversas cuya combinación y la ausencia de factores de protección que contrarreste dicho efecto desemboca en su precaria situación. Estos acontecimientos producen además graves índices de marginación situándolos al margen de la sociedad, y es que como bien comentaron las compañeras estas personas carecen de participación social por lo que no son tenidos en cuenta ni en las campañas electorales que en lugar de procurar mejorar la situación y el bienestar de las personas sin hogar se están adoptando medidas reprimidas desde las que se criminaliza la pobreza, aunque más adelante incidiremos de manera precisa sobre estos hechos. Esta exclusión cada vez se encuentra más afianzada a este colectivo hasta el punto de ser incorporada como característica de estas personas.

Así pues son múltiples y muy variadas las causas que pueden llevar a una persona a vivir este proceso de exclusión social y formar parte del colectivo de los sin techo, pudiendo ser razones de carácter económico, físico, psicológico, laboral, racial, sexual o sanitario entre otras, que unidas a un contexto determinado, en un momento puntual complejo y a la reacción de la persona conducen a la transición de la persona de una situación de integración a otra de máxima marginación. Citando al Observatorio Europeo para los Sin Techo, en su segundo informe, elaborado en 1993 afirmaba que “cuando las personas experimentan dificultades sociales, económicas o algún tipo de dificultad personal, la salida depende de los recursos a los que tengan acceso en ese momento. El riesgo de convertirse en una persona “Sin techo” se ve incrementado por la falta de acceso a los recursos ya sean económicos, ayuda de amigos y familiares o a los servicios públicos o voluntarios. Por otra parte, la oferta de viviendas es un factor crucial.”

Son por lo tanto cuatro los factores que dicho documento señala como promotores o impulsores del dicho fenómeno que conducen a las personas sin hogar siendo éstos los materiales como la carencia de vivienda y la escasez de recursos, los afectivos debido a las dificultades familiares, la falta de redes sociales y la soledad como consecuencia, los factores personales relativos a la salud física y mental, así como a los institucionales que se refieren al encarcelamiento, refugiados, etc. Cualquiera de estos factores puede convertirse en la causa de dicha situación produciéndose de manera inesperada, un hecho traumático, tras una separación conyugal, la pérdida del empleo, un enfrentamiento familiar, algún conflicto, etc. Ahora bien en múltiples ocasiones todos hemos sufrido algún que otro acontecimiento que se ha sido citado o recogido en las líneas superiores, la cuestión se produce por su explosiva combinación y la reacción personal de cada sujeto. Por lo que J.Mª Nerin Baselga asegura que “la decisión la tomará el individuo pero la ambientación correrá a cargo de la sociedad, aunque luego no quiera cargar con su propia culpa y responsabilidad”.

Caritas Andalucía atiende tan solo en nuestra comunidad a unas 5.476 personas sin hogar según datos de 2009, y solo cuenta con unas 1.223 plazas de alojamiento, por lo que entre tres mil y cinco mil personas en Andalucía cada noche debe buscar un refugio improvisado donde dormir. Según el Instituto Nacional de Estadística existen 38 centros de alojamiento para las personas “sin techo” en las ciudades entre 100.000 y 500.000 habitantes. La mayoría son gestionados por entidades con fines no lucrativos y a cuya financiación participa o colabora la administración pública. La gran mayoría de estos centros presentan multitud de carencias no estando adaptados a todos los perfiles y con falta de personal profesional cualificado siendo sustituidos por la presencia de voluntarios. Estos centros responden a las siguientes tipologías:

- Albergues municipales

- Centros de acogida urgente

- Centros de orientación e información (COIS)

- Centros de baja exigencia

- Unidad móvil

- Comedores

- Pisos tutelados

En estos centros se puede permanecer por abrumador que pueda parecer una media de tres días, con horarios fijos y normativas estrictas, aspecto que contribuye al carácter itinerante de este colectivo. Así pues Juan Carlos García, coordinador del Área de Inclusión Social de Caritas de Sevilla cree que “pese a los esfuerzos de muchas instituciones existe una clara deficiencia de plazas. Es muy necesaria la creación de centros específicos para situaciones de emergencia, ya que en ocasiones los albergues municipales se utilizan como refugio de mujeres víctimas de malos tratos o de familias en peligro y estos centros no deberían dedicarse a eso”. Lo que parece suscitar bastante conformidad entre diferentes personalidades es que el principal problema en el abordaje de esta situación es la falta de coordinación de las administraciones, para trabajar reduciendo esfuerzos y recursos bajo unos mismos objetivos y siguiendo la misma línea de intervención.

Probablemente esta falta de coordinación provenga del vacío legal existente al respecto. Según Jorge López, presidente de la asociación ciudadana de Sine Domus, las personas sin hogar “son personas que viven situaciones de desarraigo social y desamparo legal”. En general existe escasa presencia normativa orientada a la protección específica de las personas “sin techo”, lo que aumenta su estado de vulnerabilidad y precariedad. No obstante, se amparan en la universalidad de leyes dirigidas a toda la ciudadanía que presentan fines destinados a la solidaridad y protección social. De manera más concreta en cuanto a nuestra Comunidad Autónoma la Ley 2/1988 de 4 de abril, de Servicios Sociales de Andalucía, recoge las competencias propias en materia de promoción del bienestar de su población y atribuye las competencias pertinentes a los municipios. Así pues en los artículos 25 y 26 de la Ley 7/1985, de 2 de Abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local, los municipios han de ejercer su competencia en materia de promoción y gestión de viviendas, de prestación de los servicios sociales y de promoción y reinserción social.

Por lo tanto y tras todo lo expuesto personalmente considero crucial la incorporación en este ámbito de la figura profesional del educador social, puesto que dada la multicausalidad del origen de la situación que conlleva a las personas sin hogar es fundamental la participación de un equipo profesional interdisciplinar desde el que se abarquen las distintas necesidades. Para ello deberá prestársele una mayor atención a dicho colectivo, aumentado la inversión de las administraciones públicas y las medidas adoptadas para rentabilizar esfuerzos y obtener mayores beneficios. Se le debe conceder una mayor atención debido al aumento creciente dada la situación crítica en la que nos encontramos inmersos y debido a la gravedad del carácter que supone su extrema pobreza y exclusión. Empezar por proclamar una legislación específica para el colectivo sin hogar sería un buen inicio, una manera optima de augurar un gran avance.

Finalmente, solo cabe decir que ha sido un tema del que apenas tenía constancia y cuyos datos ofrecidos me han dejado estupefacta. Espero que pronto se pongan medidas en marcha para intentar contrarrestar todos los déficits presentes hasta el momento, pero mucho me temo y no es por ser pesimista que en esta materia no se consigan grandes avances si es que no se produce algún que otro retroceso. Y es que la orientación de las medidas que tan solo hace escasos meses Gallardón, el alcalde de Madrid, proclamaba en las que defendía literalmente su intención de “sacar a los indigentes de las calles”, cabalga de manera vertiginosa contra todo pronóstico para mejorar la intervención con este colectivo. Además las noticias comentadas por las compañeras sobre la muñeca “homeless” y el videojuego los cuales desconocía su existencia me han parecido una frivolidad de la que simplemente no tengo palabras para expresar mi desagrado y repulsión por este tipo de comportamientos. Y es que me hacen replantearme en qué tipo de sociedad vivimos, en qué nos estamos convirtiendo, de verdad que se puede comercializar juegos cuyo fin sea aniquilar personas sin hogar. No entiendo hacía que camino estamos andando en este mundo moderno y supuestamente tan desarrollado pero que en cuestiones sociales y materias de razonamiento y ética parece lamentablemente quedado tan atrás. Lo peor de todo es que seguro que habrá personas que contribuirán con su acción en la compra de dichos juguetes, sin pensar qué tipo de educación y valores están transmitiendo e inculcando en sus hijos. Como no me gustaría seguir incidiendo en estos lamentables hechos que no me merecen que le presten ningún tipo de atención prefiero dar por finalizada hasta aquí mi entrada y despedirme con la siguiente cita:

“cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no nos parecerá lo más grave de las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas”.

                                                                                                                         Martín Luther King.


                                 

Páginas utilizadas y de interés de la temática:

http://www.ine.es/prodyser/pubweb/epsh_052004/epshcen_0504.pdf)

http://www.20minutos.es/noticia/881083/0/

http://alojamiento.hey.es/andalucia-solo-tiene-1223-plazas-de-alojamiento-para-mas-de-3000-sin-techo/

http://www.defensor-and.es/informes_y_publicaciones/informes_estudios_y_resoluciones/informes_especiales/informe_0001/TEXTO_PAGINADO/index_paginado.html?page=13

http://www.elpais.com/articulo/espana/Aguirre/polemica/mendigos/soy/amiga/privar/nadie/derechos/elpepuesp/20110414elpepunac_14/Tes

http://www.elpais.com/articulo/madrid/Gallardon/pide/ley/retirar/indigentes/calles/elpepiespmad/20110414elpmad_2/Tes

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-Estudiante de Trabajo y Educacion Social en U.Pablo de Olavide. -Corresponsal Juvenil del Area de Juventud del Ayuntamiento de Los Palacios.
 

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