martes, 31 de mayo de 2011

AULAS HOSPITALARIAS

“Infancia y Enfermedad”, el papel de las aulas hospitalarias, ese fue el tema que nos acompaño durante esta sección siendo el turno de los compañeros Mª Ángeles, Rafa, Mª Dolores y Esperanza. Antes de continuar y profundizar en esta entrada debo de reconocer que es una temática que despierta en mi gran interés y sobre la que se podría debatir mucho especialmente en torno a la figura del trabajador y del educador social en el ámbito sanitario, por lo que me alegro de tener esta pequeña oportunidad de tratar temas de mi agrado y poder plasmar mi visión al respecto. No obstante aviso de navegante de que quizás por experiencias cercanas o vivencias personales no pueda ser todo lo objetiva e imparcial que me gustaría. Sin más comencemos pues con el comentario de este tema.

En primer lugar y antes que nada me gustaría empezar definiendo una serie de conceptos básicos que nos permitan aclararnos cuando hablamos de la complejidad del mundo hospitalario con niños ingresados con diversas dolencias y la importancia del término desconocido para muchos de “aulas hospitalarias”. Así pues vamos a definir:

- Infancia: “Todo ser humano menor de 18 años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad” (Convención Derechos del Niño).

- Salud: “Un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no consiste solo en la ausencia de enfermedades. La posesión del mejor estado de salud que se es capaz de conseguir, constituye uno de los derechos fundamentales del ser humano, cualquiera que sea su raza, religión, ideología política y condición política y social. La salud de todos los pueblos es una condición fundamental de la paz mundial y de la seguridad; depende de la colaboración más estrecha posible entre los Estados y los individuos” (Organización Mundial de la Salud).

- Enfermedad: "Alteración o desviación del estado fisiológico en una o varias partes del cuerpo, por causas en general conocidas, manifestada por síntomas y signos característicos, y cuya evolución es más o menos previsible” (Organización Mundial de la Salud).

- Aulas Hospitalarias: “Reciben el nombre de Aulas Hospitalarias las unidades escolares surgidas dentro del hospital, cuyo objetivo principal es la atención escolar de los niños hospitalizados” (Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa).

Con el uso de términos como el de infancia nos estamos refiriendo a un periodo o etapa evolutiva crucial en la vida de una persona la cual debe tener cubiertas todas sus necesidades siendo éstas tanto de tipo fisiológico, cognitivas, emocionales y de participación social y autonomía progresiva (López, 2008), así como gozar de un buen estado de salud en el que se promocione su bienestar físico, psíquico y social. Como hemos podido comprobar la salud es algo más que la ausencia de enfermedad, engloba los diferentes aspectos o ámbitos de la vida de una persona siendo por tanto de carácter multifactorial. Y es que son múltiples los factores determinantes de la salud, siguiendo por ejemplo el Modelo Lalonde (1974), basándose en el esquema de Lanframboise, ejercería una influencia directa en este estado el medio ambiente, el estilo de vida, la biología humana y el sistema de asistencia sanitaria. Por lo tanto debido a esta pluralidad de factores es necesaria y precisa la presencia de diferentes profesionales con una intervención interdisciplinar abarcando desde cada disciplina los distintos ámbitos referidos. Entre estos perfiles profesionales se encuadraría a médicos, maestros, psicólogos, trabajadores sociales y aunque no está reconocido oficialmente consideramos también importante y significativa la labor del educador social. No obstante, en esta cuestión incidiremos más adelante tratando de argumentar y justificar su presencia, además de delimitar sus funciones.

Así pues, aunque a lo largo de la historia ha existido un gran debate entorno lo que engloba o depara la infancia con variaciones aportadas según cada disciplina y con diferencias culturales, lo que está claro y no cabe duda es que los niños deben disfrutar de un lugar optimo para su desarrollo en el que se satisfagan sus necesidades y se le ofrezca la oportunidad de gozar de un buen estado de salud. Los niños deben crecer, aprender, jugar, divertirse, relacionarse, en definitiva desarrollarse, tener un buen nivel de calidad y bienestar de vida. Por eso los niños que se encuentran hospitalizados deben poder cubrir el resto de sus necesidades, pues la atención sanitaria que es necesaria no debe ser excluyente de otras como la atención educativa y social. Al igual que el resto de niños deben tener cubiertas el mayor número posible de necesidades, al encontrase en el contexto sanitario durante un periodo de tiempo prolongado padecen alguna patología pero no por ello deben desatender el resto de sus necesidades. Al fin y al cabo son niños que necesitan seguir creciendo, ser estimulados, tener contacto con otros iguales, y en definitiva poder llevar un desarrollo lo más normalizado posible dentro de las posibilidades que ofrecen el sistema sanitario. Por ello a la hora de referirnos al concepto de salud debemos hacer referencia mejor a la definición ofrecida por Salleras, L. (1986) quien propone un término más dinámico, la salud como “el logro del más alto nivel de bienestar físico, mental, social y de capacidad de funcionamiento que permitan los factores sociales en los que viven inmersos el individuo y la colectividad”.

Por lo tanto precisamente siguiendo la línea de búsqueda de la salud propuesta por Salleras debemos optar a alcanzar el mejor estado de bienestar posible teniendo en cuenta todos los determinantes que intervienen en dicho estado. Es bajo esta perspectiva donde entra y cobra sentido las aulas hospitalarias, tiene lugar la unión de dos factores como son la salud física y la educación del sujeto, a través de las cuales también se pone en práctica las relaciones y el afecto, por lo tanto el ámbito social. En estas aulas se atienden a niños que durante un período de tiempo, más o menos prolongado, deben estar ingresados por cualquier dolencia, intentado de esta forma poder continuar con el proceso educativo dentro de las circunstancias especiales que lo acontecen y que no se produzca una total desvinculación con toda la actividad que el niño llevaba antes de entrar en el hospital. La enfermedad de por sí y la estancia en el contexto hospitalario en el que se encuentra recluido y alejado de su ambiente familiar, escolar y social puede suponer para el menor todo un shock por lo que se debe intentar minimizar lo más posible todos estos efectos amortiguando el cambio para que no sea tan brusco, haciendo como de “colchón”, e intentado que el tiempo que tiene que estar ingresado sea lo más llevadero y gratificante posible.

¿Cuándo y Por qué surgen las aulas hospitalarias?. Pues bien, algo que parece a la visión de hoy algo tan elemental sinceramente es de reciente creación. Así pues, las aulas hospitalarias surgieron de la necesidad que tenía la sociedad de resolver los problemas de escolaridad de los niños y niñas que durante un largo periodo de tiempo dejaban de asistir al colegio de forma regular al encontrarse ingresados en el hospital. Surge por tanto para cubrir las necesidades educativas y poder continuar con la adquisición de conocimientos y con el desarrollo de su aprendizaje. De manera particular en los años cincuenta del siglo XX en algunos hospitales de San Juan de Dios, comienzan a desarrollarse estas actividades, las cuales se van extendiendo por toda la península pero no es hasta 1982 cuando de manera formal se crea la primera normativa en la que sustenta la actuación educativa que se debía llevar a cabo en los centros hospitalarios. Desde este momento son diversas las normativas surgidas al respecto para la regulación de dicha práctica.

Por lo tanto en cuanto al marco legislativo en el que se recoge y se regula la labor de las aulas hospitalarias, a nivel general debemos citar:

- Los Derechos Humanos donde se alude a la protección y el desarrollo del menor.

- El artículo 5 de la Declaración de los Derechos del Niño (1959) donde se establece “Los niños con alguna enfermedad o discapacidad física o mental, deben recibir el tratamiento, educación y cuidados especializados. Pueden aprender muchas cosas si se les dedica atención y cuidados adecuados”.

- La Convención sobre los Derechos del Niño (1989):

  • artículo 14, “A recibir asistencia y cuidados especiales en caso de discapacidad, debiéndose garantizar a su favor el efectivo acceso a todos los servicios y el goce de todos sus derechos, con el objeto de que el niño logre su integración social y el desarrollo individual en la máxima medida posible”.
  • Artículo 15, “El derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud y de los servicios para el tratamiento de enfermedades y la rehabilitación”.

(http://www.cndh.org.mx/estatales/tabasco/derninos.htm)

A nivel autonómico podemos aludir al Plan Integral de Atención a la Infancia de Andalucía, aprobado por el Decreto 362/2003, de 22 de diciembre de 2003, donde se concretan un conjunto de actuaciones a desarrollar por las distintas administraciones públicas andaluzas teniendo como fin común el efectivo ejercicio de los derechos de los menores, especialmente de los que por sus circunstancias personales y sociales presentan mayores necesidades.

(http://www.juntadeandalucia.es/igualdadybienestarsocial/export/Infancia_Familia/HTML/prevencion/plan.html)

Y de manera más concreta aún, para la atención de los niños y niñas hospitalizados, las Consejerías de Educación y de Salud mantienen vigente desde 1988 un convenio de cooperación para la creación de Aulas Hospitalarias en los centros sanitarios de la Comunidad Autónoma de Andalucía, atendidas por docentes especializados. Así, la Ley 9/1999, de 18 de noviembre, de solidaridad en la Educación, y el Decreto 167/2003, de 17 de junio, por el que se establece la ordenación de la atención educativa a los alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales asociadas a condiciones sociales desfavorecidas, han dado consistencia a estas actuaciones a favor de los escolares ingresados en los centros sanitarios de la red de Hospitales del Servicio Andaluz de Salud. Precisamente dentro de esta red y en Sevilla se encuentra el Hospital Virgen del Rocío, con el que los compañeros tuvieron el gusto de contactar y llevar a cabo su parte práctica.

(http://www.juntadeandalucia.es/educacion/nav/contenido.jsp?pag=/Contenidos/PSE/orientacionyatenciondiversidad/educcompesatoria/aahh/indexaahh)

Hemos podido observar la importancia de las aulas hospitalarias pero estas se encuentran inmersas en la dinámica de la llamada Pedagogía Hospitalaria, y ustedes se preguntaran ¿qué es eso de Pedagogía Hospitalaría?. Se trata de una parte de la educación cuyo objeto de estudio es la investigación y dedicación al menor hospitalizado, para que continúe con su aprendizaje cultural y formativo, y para que sea capaz de hacer frente a su enfermedad, haciendo hincapié en el cuidado personal y en la prevención. Surge para intentar dar respuestas a las necesidades pedagógicas y psicológicas que el menor encuentra en el contexto hospitalario. La necesidad de adaptarse a ese nuevo ámbito que es el hospital a la vez que debe continuar con el aprendizaje de materias y contenidos escolares. Además se le debe proporcionar el acceso a toda la información y recursos existentes que se encuentren a su alcance y de los que se pueda beneficiar dadas sus circunstancias tanto el sujeto como su familia mejorando el bienestar de todos, y albergando los problemas psicosociales que pueda plantear y conllevar su situación. Una necesidad psicopedagógica y socioeducativa que el personal sanitario (médicos, enfermeros o auxiliares) no pueden atender. Por ello aquí encuentran su hueco o espacio maestros, psicólogos y trabajadores sociales.

Todos estos profesionales desempeñan una labor importante puesto que el niño hospitalizado atraviesa por diferentes etapas desde que es ingresado necesitando de la ayuda y apoyo de diversos agentes en cada momento. Así pues, podemos identificar tres fases:

- Fase de admisión: desde el diagnóstico previo, el niño suele sentir inquietud, miedos, inseguridad y ansiedad, dada la nueva situación a la que se enfrenta y las circunstancias que está viviendo recluido en un hospital, separado de sus amigos, familiares, de su colegio, su casa, su barrio o el parque donde suele ir a jugar. Este contexto genera multitud de dudas, necesidades y miedos que también son compartidos por los padres.

- Fase de estancia: la separación de todo su entorno y la prolongación de la estancia es uno de los factores que más influye en el decaimiento del ánimo del paciente. Este hecho no es favorable para su positiva y rápida recuperación por lo que se debe intervenir en todos los aspectos de su bienestar no solo el fisiológico. De esta manera se intentará normalizar la situación estableciendo un ambiente similar al medio familiar, desarrollando dentro de lo posible actividades lúdicas y socioeducativas. Todo ello favorece al estado anímico del niño y de los familiares, a su actitud y a su adaptación al hospital. Se pone así de relieve la importancia de un equipo interdisciplinar en la que se diseñe y desarrolle un programa con el menor y otro con las familias.

- Fase de alta: una vez restablecida la situación inicial o patología que condujo y provocó la hospitalización del menor se debe analizar todas las variables y la situación personal del paciente garantizando su reinserción en la dinámica familiar, social y educativa.

Ahora bien, ¿qué ocurre con las necesidades sociales del menor hospitalizado?. No podemos olvidar que siguen siendo niños a los que se les debe amenizar su estancia teniendo que jugar, relacionarse y divertirse, siendo por tanto también necesario el establecimiento de redes sociales y el desarrollo de actividades lúdicas. En esta área se encuentran pues las conocidas “ciberaulas”, espacios donde los niños y niñas hospitalizados pueden acudir durante unas horas al día, seguir su programa de estudios, relacionarse con otros niños y con otros adultos encargados de la zona, además de jugar y realizar diferentes actividades. Además cuentan con ordenadores para poder seguir teniendo contacto con el mundo a través de las nuevas tecnologías de la comunicación. Concretamente los compañeros trataron Las Ciberaulas Hospitalarias de la Obra Social “La Caixa”, que pretende ser un espacio abierto donde los menores hospitalizados se relacionen entre sí y con sus familias, un entorno de ocio y comunicación, un lugar desde donde mantener contacto con el exterior y les permita romper con el aislamiento que conlleva la estancia en un hospital. Estas ciberaulas de La Caixa disfrutan de cuatro espacios diferenciados organizados por voluntarios:

  • Espacio de familia: donde las familias pueden disfrutar de un tiempo de descanso, compartir experiencias con otros padres y madres, entablar nuevas relaciones, y participar en las actividades que propone el ciberaula (tertulia, lectura, informática, debates, etc).

  • Espacio infantil: es una zona equipada con mobiliario y recursos para los más pequeños, con el objetivo de hacerles más agradable su estancia en el hospital. Tienen a su alcance materiales pedagógicos, programas educativos y actividades organizadas.

  • Espacio de informática: con el uso de estas tecnologías se ofrecen múltiples posibilidades desarrollando actividades, buscando información o manteniendo la relación con otros familiares, amigos o conocidos.

  • Espacio de lectura y audiovisuales: en este espacio se encuentran los recursos al alcance de todos compuestos por libros, periódicos, revistas, cuentos, videos, equipo de música y audiovisuales.

http://obrasocial.lacaixa.es/StaticFiles/StaticFiles/397b1e7c21fc1210VgnVCM200000128cf10aRCRD/es/ciberaulas_hospitalarias.pdf

Ahora bien, hasta el momento hemos hablado de la atención a diferentes necesidades y la presencia de diversos perfiles profesionales, pero ¿y el educador social?. Se trata de una figura emergente que poco a poco parece estar abriéndose camino en el ámbito sanitario aunque en la actualidad no está reconocido siendo la mayoría de sus funciones absorbidas por los docentes y el personal voluntario. Sin embargo consideramos que es muy importante la incorporación de este perfil al contexto hospitalario ya que se debe ofrecer una atención integral, en la que se mejore la salud del paciente o usuario en todos sus aspectos partiendo de su definición como bienestar físico, psíquico y social. Además deben ser atendidos todos sus derechos y para ello es necesario que se le ofrezca una atención de calidad adaptada a sus necesidades y por parte de profesionales con formación específica que sepan atender estas demandas. Personalmente considero que al igual que a un profesor no se le ocurría poner una inyección no debería tampoco adoptar funciones que se encuentran fuera de su alcance y traspasen lo que es la enseñanza formal. Si continuamos con la metodología desarrollada hasta ahora y excluimos la figura del educador social del ámbito sanitario creo que le estaríamos haciendo a los pacientes un flaco favor, pues no se les estaría ofertando el mejor servicio y aunque se tomarían en cuenta el resto de necesidades del individuo y no solo las que hacen referencia al organismo, se les estaría concediendo un nivel secundario al no otorgarles la misma importancia, no invirtiendo en ellas, ni creyendo en sus posibilidades y en la necesidad de ser desempeñadas por el educador social.

No obstante parece ser que en Barcelona nos han tomado la delantera y son pioneros en la incorporación del educador social en el ámbito hospitalario, reconociendo como profesionales de atención directa a:

  • Médicos.
  • Enfermeros.
  • Auxiliares de enfermería.
  • Fisioterapeuta.
  • Logopeda.
  • Psicólogo.
  • Trabajador social.
  • Educador social.
  • Terapeuta ocupacional.

Así pues se trabaja de manera interdisciplinar, el equipo asistencial formado por el médico y el personal de enfermería desarrolla su trabajo sobre todo el personal ingresado en el centro, mientras que el resto de profesionales de terapias especiales se requerirá su participación en situaciones concretas y en el caso de que el paciente lo necesite. Concretamente considero que el perfil profesional del educador social deberá ocupar las siguientes funciones, extraídas de las ofrecidas por los compañeros y las propuestas por Anna M. Marquès. Educadora Social:

- Actividades para permitir la adaptación e integración del menor.

- Potenciar actividades para su reeducación, si fuera necesario.

- Mostrar actividades y hábitos saludables para su posterior mantenimiento en su vida diaria.

- Desarrollar intervenciones personalizadas y estudios individualizados de cada menor.

- Fomentar y utilizar herramientas de comunicación.

- Fomentar actividades recreativas, lúdicas y sociales.

- Favorecer el contacto con el entono más cercano.

- Mostrar apoyo a las familias.

- Seguimiento de los casos.

- Informar y reeducar a los familiares, enseñándoles estrategias estimuladoras a seguir en su domicilio.

- Coordinar el aula hospitalaria, las ciberaulas y el centro escolar de origen.

- Mediación entre el hospital, la familia y la escuela.

- Posibilitar la reintegración de la persona en su entorno sociofamiliar y en su centro escolar de origen.

- Colaborar y trabajar conjuntamente con el resto de profesionales para conseguir los objetivos establecidos. Participando en las reuniones interdisciplinares.

- Dar a conocer las experiencias.

En definitiva, la estancia en el hospital es realmente complicada de sobrellevar y especialmente para un niño donde se encuentra en un lugar extraño alejado de sus amigos y de su vida diaria, donde no le dejan hacer nada, no le permiten salir, se lleva largos días y días en una pequeña habitación donde un ir y venir de batas blancas no dejan de hacerles pruebas y más pruebas que le causan dolor. No podemos olvidarnos que se trata de niños, niños pequeños que por diferentes circunstancias deben pasar prolongados periodos o temporadas ingresados en el hospital pero que su proceso evolutivo sigue desarrollándose y debe continuar con sus necesidades educativas y sociales. El sistema sanitario debe satisfacer todas sus necesidades, ofrecer una respuesta a sus derechos y permitir que dentro de las circunstancias especiales que lo rodean pueda seguir creciendo como cualquier niño. Para contribuir a ello es fundamental la labor desempeñada por el educador social aunque, la intervención de este profesional en los centros sociosanitarios sea sin duda la gran desconocida. Así pues queda mucho trabajo por delante, estamos dando los primeros pasos y hasta que sepamos y podamos correr aún queda mucho. Pero si trabajamos por ello seguro que dentro de un tiempo este perfil se reconocerá, tendrá cabida y sus funciones serán asignadas al profesional que le corresponde. Para poder conseguir el reconocimiento del educador social dentro del ámbito de la salud debemos formar en esta materia específica a nuestros profesionales, hacer presión desde el Colegio de Educadores Sociales, concienciar a la sociedad de su necesidad y al resto de compañeros profesionales para que aparquen sus miedos y no dificulten nuestro acceso ya que todos tenemos nuestro ámbito de intervención. Así con esfuerzo, trabajo y tenacidad espero que pronto el educador social goce del lugar que le corresponde en este campo de inserción laboral.

Personalmente, pienso que es fundamental que se tenga en cuenta la atención integral del paciente y se valore la labor del educador social puesto que tanto los niños que pasan largas temporadas hospitalizados como sus familiares más cercanos necesitan de nuestra función.

                                           





Enlaces de interés:

http://www.juntadeandalucia.es/educacion/nav/contenido.jsp?pag=/Contenidos/PSE/orientacionyatenciondiversidad/educcompesatoria/aahh/indexaahh

http://ntic.educacion.es/w3//recursos2/atencion_diversidad/05_06.htm

http://www.unicef.org/spanish/sowc05/childhooddefined.html

http://www.eduso.net/res/?b=11&c=100&n=322

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-Estudiante de Trabajo y Educacion Social en U.Pablo de Olavide. -Corresponsal Juvenil del Area de Juventud del Ayuntamiento de Los Palacios.
 

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