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(Miembros de una familia de gitanos rumanos) |
El pasado 28 de octubre la clase de intervención giro en torno al debate y análisis del documental “Los Gitanos de la Unión”, emitido por el programa de Informe Semanal en TVE.
Así pues, el vídeo nos muestra una imagen compleja de la realidad que están sufriendo millones de gitanos rumanos tras su expulsión de Francia, por “razones de orden público”, según el gobierno de Nicolás Sarkozy. Pero mi pregunta es ¿qué está realmente detrás de todo esto?, ¿por qué ahora?. Sinceramente pienso, al igual que muchas otras personas, que verdaderamente de lo que se trata es de mostrar al resto del mundo una imagen de fortaleza en estos tiempos de crisis, utilizando para ello como “cabeza de turco” al colectivo gitano.
No obstante, lo que más llama mi atención y no acabo de salir de mi asombro es como el gobierno francés pone en marcha este tipo de medidas totalmente discriminatorias, las cuales atentan contra la dignificación del colectivo gitano violando incluso las leyes europeas del derecho a la libre circulación, bajo la mirada atónita del resto de países. Países que no solo consienten y no hacen nada por impedir esta situación, ni por recordar a Nicolás Sarkozy las normas de pertenecer a la Unión Europea, sino que incluso llegan a justificar esta decisión como es el caso de nuestro presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, perteneciente a un partido de izquierda.
Y es que se está criminalizando a un colectivo por su condición étnica, grupos de personas que lo único que tienen en común es ser gitanos rumanos. Se trata de un colectivo excluido por varios factores: laborales, económicos, residenciales, educativos y culturales, personales o relacionales. Como pueden ser la falta de empleo y por tanto escaso nivel adquisitivo, en la mayoría de los casos perteneciente a la economía sumergida, ausencia de vivienda, bajo nivel educativo, dificultades lingüísticas o la inexistencia de redes sociales entre otros. Imagen que se asocia a la delincuencia, marginación y pobreza, unida a la visión estereotipada que los medios de comunicación nos plantean, el coctel ante el resto de la sociedad está servido: miedo, inseguridad, rechazo e incluso planteamientos racistas y xenófobos.
A todas estas etiquetas sociales hemos de añadir el hecho de que este colectivo se encuentra desamparado al no tener territorialidad, por lo que no están arraigados a ningún espacio físico, causa que aumenta su nomadismo. Por lo tanto reúnen una serie de factores que los hace ser un grupo especialmente vulnerable, características de la que se benefician gobiernos como los de Sarkozy para atentar contra sus derechos.
No obstante todas estas actuaciones tendrán en un período corto de tiempo sus consecuencias como son el riesgo de perder este colectivo sus derechos humanos, la tensión e irritación del ambiente social, hacinamiento debido a su expulsión masiva, las posibles revueltas o el miedo a la generalización de este hecho extrapolándolo a otros colectivos, frente al empoderamiento de grupos opuestos.
Para intentar prevenir precisamente todos estos hechos se han de poner en marcha diversas medidas al respecto que intenten abarcar la problemática que presenta este colectivo. Es aquí donde entra en juego nuestra labor como futuros trabajadores y educadores sociales, aunque en este caso plantearemos diversas vías de intervención desde el ámbito más puramente educativo.
A pesar de mi corta experiencia considero que la base principal de nuestra intervención debe centrarse en los menores de este colectivo, ya que con ellos podemos trabajar desde la prevención debido a su falta aún de prejuicios y su escasa socialización, a través de los cuales podremos acceder además al resto de familiares. Y es que todos somos fruto de nuestro proceso de socialización, somos consecuencia de el ambiente que nos ha tocado vivir siendo en el caso de los gitanos rumanos un entorno agresivo en condiciones precarias e infrahumanas. Se trata por tanto de estímulos que condicionan su comportamiento y estilo de vida, por lo que desde el máximo respeto posible el educador social debe llevar a cabo la clave de su intervención: “enseñar ha desaprender lo aprendido para integrarlos en la sociedad en la que viven de manera satisfactoria para que sean más felices”.
Por lo que en primer lugar propongo desarrollar diversas actividades desde el ámbito escolar con el objetivo de aumentar el número de escolarización de los menores, paliar el absentismo, integrarlos plenamente en la sociedad, establecer contacto con la población autóctona del lugar, transmitirle las normas de conducta social apropiadas o promover un conocimiento mutuo de ambas culturas. Para ello llevaremos a cabo diferentes acciones como el Servicio de Recogida, Higiene y Desayuno basado en el desplazamiento de los niños al centro educativo, pero previamente han sido aseados y han desayunado. Los Grupos Interactivos, modelo de aprendizaje cooperativo formado por pequeños grupos heterogéneos donde estudiaran una temática durante un periodo de tiempo no superior a una hora, supervisado siempre por un adulto. Además con esta metodología inclusiva se suprime la opción del apoyo fuera del aula. Se podrán también en marcha asambleas, comisiones de convivencia o la figura del vigilante de la paz, todas ellas dedicadas al conocimiento de las normas de comportamiento que garanticen su cumplimiento y el buen desarrollo del centro. Será también fundamental con motivo del conocimiento de las distintas culturas la celebración de las festividades propias de cada lugar, en la que no solo participara todo el centro sino los familiares de dichos alumnos en una jornada de convivencia. Así como la organización de excursiones y salidas culturales, con el objetivo de que estos niños conozcan otros espacios y una realidad diferente a la que se encuentren inmersos. Esta actividad no solo les brindara la posibilidad de ampliar conocimientos, sino que también ampliará su "campo de mira", mostrándoles la posibilidad de mejorar su situación si se esfuerzan por ello.
Ahora bien, para procurar la incorporación de los gitanos rumanos en el mercado laboral es primordial que conozcan sobre todo la lengua, lo que le permitirá comunicarse. Además deberán adquirir alguna formación, y en caso de que el sujeto la posea quizás deberá actualizarse. También es muy importante que sean conocedores de los recursos existentes que tienen disponible, así como de mantenerse informados. Por lo que todo esto lo pondremos en marcha mediante diferentes talleres de idioma, lector-escritura, formación ocupacional, contacto trabajador y educador social mediante la asociación, compartir experiencias, etc.
Y es que no debemos olvidarnos de trabajar también un aspecto crucial como es la sensibilización tanto por parte de la sociedad de acogida como por el propio colectivo. En este caso promover el asociacionismo en el barrio sería muy apropiado para que se produzca un acercamiento entre los vecinos, aumenten su conocimiento, mejore la convivencia y el respeto por los diferentes perfiles culturales, además de trabajar juntos por un bien común. De esta manera se estaría estableciendo una red social, que fortalece el estado de muchas de estas personas.
Como conclusión final añadir que no podemos generalizar hechos puntuales y nadar en la superficie de los mismos. Si nos preocupáramos por indagar en la verdadera realidad nos sorprenderíamos, ya que tan solo el 4% de los gitanos rumanos se encuentran inadaptados. Por lo que en este camino de la integración, a pesar de las dificultades, la intervención es posible como medio para avanzar hacia una sociedad en igualdad de oportunidades.
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